jueves, 23 de enero de 2025

DOS IMÁGENES DE MUSK Y GOEBBELS

 



Félix Población

Como escribía alguien que entiende del lenguaje del cuerpo, no es sólo que quien es la mano ultraderecha del presidente Donald Trump y uno de los tres magnates de la tecnología a su servicio haya repetido por dos veces, desde su corazón al aire, el que fuera saludo nazi-fascista en la ceremonia de toma de posesión de su jefe, sino el enfático dinamismo castrense con el que lo hizo o esa mandíbula apretada que no se corresponde con el supuesto mensaje de amor que pretende enviar a la masa desde su pecho y que más parece todo lo contrario. 

Es más, como escribió Isaac Rosa, "el multimillonario saca la mano para ver qué tiempo hace: quiere ver cómo responde el mundo ante un gesto nada inocente ni casual, que más que un desacomplejado saludo nazi parece el sí-pero-no de quien inicia un corte de mangas y acaba cruzándose de brazos para disimularlo, o enseña una peineta haciendo como que se sube las gafas con el dedo. Un “me gusta la fruta”, por entendernos; una provocación muy pensada, y que consigue su objetivo". 

Carlos Paulos Rey ha tenido la amabilidad de compartir en Facebook la imagen de Elon Musk al lado de la del ministro de propaganda del Tercer Reich marcándose el mismo saludo, con el acierto de ponerle un comentario pertinente: "La historia es cíclica. Para Goebbels, una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Para Musk, una mentira repetida mil veces se convierte en un puesto en el gobierno y miles de millones. Y ahora, que Zuckerberg me cierre la cuenta".

Sólo matizaría que, en el caso de Musk, la mentira tiene un recorrido mucho mayor, el de repetirse cientos e incluso miles de millones de veces. Hace tiempo que él y sus colegas afines están trabajando en ello. Lo que Musk hace brazo en alto, a la vera de su jefe, es un homenaje a su maestro en la peste de la patraña, cuyo régimen fue el imperio de la muerte.

DdA, XXI/5.888

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