Félix Población
No hace falta más que escuchar al juez Carretero preguntando a la presunta víctima de una agresión sexual y al mismo juez haciendo lo propio con el presunto agresor para sacar en claro por qué las víctimas de estos delitos no se atreven a denunciarlos, o los denuncian en un porcentaje mínimo. Jueces como Carretero realizan su cometido más como si fueran abogados defensores del presunto agresor que como magistrados. Es totalmente inadmisible el ofensivo interrogatorio al que fue sometida la actriz Elisa Mouliáa, sin posibilidad de que pudiese acabar una sola de sus respuestas porque Carretero una y otra vez no dejaba de interrumpirla levantando la voz con talante inquisitorial, cuestionando con menosprecio cada una de las contestaciones de quien comparecía como presunta víctima. "¿Y no sería que usted sí quería algo con ese señor y al no corresponderle por eso ahora le denuncia por haberse reído de usted?". Hasta ahí llegó Carretero con su interrogatorio, sin que cejara en otras averiguaciones no menos violentas que fueron haciendo mella en el ánimo de la presunta víctima, cada vez más bloqueada por la intemperancia del juez. Nada que ver la actitud de este señor con la que mostró en todo momento con el presunto agresor, que nunca se sintió acosado por el interrogatorio y pudo responder sin que Carretero lo interrumpiera una sola vez a voz en grito con impertinentes y burdas indagaciones o suposiciones que rebatieran lo expuesto por Errejón. Antes bien, más podría parecer que juez y presunto agresor estaban a punto de coincidir en lo que el segundo defendía como un magreo consentido. Por todo ello, sería recomendable que la presunta víctima se fuera preparando con una asesoría muy sólida para hacer frente no sólo al testimonio de su presunto agresor y la defensa de su letrado, sino a lo que el juez Carretero ha dejado en evidencia con su incisivo interrogatorio -tal como lo califica el diario El País-, repetición de lo que ya ocurriera con otro juez y otra víctima de acoso/agresión sexual, Nevenka Fernández, a la que al final la justicia dio la razón. Esperemos que se pueda evitar esta vez el sufrimiento y exilio a los que se sometió entonces a Nevenka.
@MÁS+ Cristina Fallarás en el diario Público: El juez Carretero nos chupa las tetas. Aunque el titular peca de sensacionalista, buscando clics, el artículo merece ser leído.
DdA, XXI/5.886
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