Lazarillo
Leo en El Economista una especie de crónica -lo digo porque se basa probablemente en confidencias y no en una observación directa- de la comida que mantuvo el presidente de la Generalitat de Valencia, en el reservado del restaurante El Ventorro, con una afamada y atractiva periodista a la que quería otorgar a dedo la dirección de la televisión pública valenciana. Ocurrió el día en que unos cuantos pueblos de la provincia fueran inundados por la riada, con muchos muertos ya bajo las aguas, porque ni Carlos Mazón ni su consejera de emergencias habían comunicado a la ciudadanía la correspondiente alarma. Cuenta la periodista, pasado el desastre, que rechazó la oferta y que en lugar de aceptarla, después de haber consumido ventresca con tomate, setas de temporada al punto y una botella de buen vino, le ofreció al presidente un tutorial de oratoria, recomendándole hacer más uso del valenciano en sus declaraciones. "Por coherencia política y no vincularme con tu partido", alegó la periodista Maribel Vilaplana para rechazar la oferta: "El almuerzo terminó a las 17:45 h. Vilaplana salió del restaurante con la calma de quien acaba de cerrar un capítulo profesional, ajena al caos que, a esas horas, ya arrasaba calles, casas y vidas en la región. Al llegar a casa, la periodista comenzó a captar la magnitud de lo que estaba ocurriendo. Fue entonces cuando se produjo la llamada al president, con una frase que ya figura en los anales del surrealismo político: "Por favor, no me metas en esto". No se sabe lo que hizo Mazón hasta que a las 19,30 se personó donde debía estar.
DdA, XX/5.831
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