Este artículo va dedicado a los que no votan, a los que no creen en la democracia, a los que votan a partidos que niegan el cambio climático y denigran al Estado, a los que se oponen al gasto social, a los impuestos, en definitiva, al Estado de bienestar.
Ana Martínez Rius
Todavía seguimos consternados por las dimensiones de la tragedia de la DANA que ha asolado la provincia de Valencia. Ni siquiera sabemos seis días después del desastre el número total de fallecidos. El fango, los montículos de vehículos y enseres colapsan las calles de localidades muy pobladas próximas a la capital valenciana, aparte del olor a putrefacción y humedad. Tras la desolación llegan las preguntas y la indignación ciudadana. ¿Cómo es posible que en 2024 no se hubiera podido avisar a la población para minimizar las víctimas? ¿Cómo es posible que si la AEMET estuvo advirtiendo todo el fin de semana pasado y el martes 29 de octubre a las 7.37h de la mañana difundió una previsión alarmante no se activó la emergencia a los ciudadanos? Esta decisión política hubiera salvado muchas vidas. Seguramente habrá un proceso judicial donde se pedirán responsabilidades a políticos como Carlos Mazón, presidente de la Generalitat de Valencia. Este político que eliminó las emergencias de Valencia porque las consideraba un chiringuito del anterior presidente socialista, Ximo Puig, ha demostrado una gran incapacidad para regir el destino de los valencianos. Recordemos que el PP tiene obsesión contra los servicios de emergencias, ya que afirmó que la Unidad Militar de Emergencias (UME) fue el capricho faraónico de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero Mazón tendrá qué dar muchas, muchísimas explicaciones. Y sobre todo contestar a dos preguntas básicas: ¿por qué activó la alarma tan tarde, a las 20.12h, cuando ya había muertos y gente con serios problemas por el agua? ¿De dónde se sacó que la DANA se alejaba a la serranía de Cuenca, según afirmó en una comparecencia a las 13.00h y publicó en un tuit que luego borró? Y ahí sigue Carlos Mazón haciendo alarde de su incapacidad y de su sectarismo. Actuando tarde y mal, rechazando ayuda de autonomías como la andaluza, la vasca o la catalana, no cediendo competencias. Todo por su sillón. Es incomprensible que no haya dimitido ya.
La Universidad de Valencia hizo los deberes y protegió a sus trabajadores (profesores y personal de administración y servicio) y a sus estudiantes. A mí me llegó un correo electrónico a mediodía del martes 29 de la organización el Congreso Internacional: Memorias Disidentes. Género y sexualidad frente al franquismo porque el jueves 31 tenía que clausurarlo. En ese primer correo se informaba que a media mañana se había suspendido el congreso por alerta 3 por viento. Y luego recibí otro correo por la noche y más los días siguientes. Si la Universidad no hubiera tomado esa crucial decisión seguramente habría que lamentar más víctimas.
También querría señalar que me tengo por una persona informada, aunque no sigoa la AEMET, y yo no sabía que iba a venir una DANA tan violenta en Valencia, atendiendo a los medios nacionales de prensa y más teniendo en cuenta que tenía previsto viajar a esa ciudad en AVE para asistir al Congreso mencionado. Todo es política y la política nos atropella. Cuando la gente dice que pasa de la política, que no vota, que da igual a quién votes, miente. El discurso de la antipolítica que se ha instalado en el mundo en los últimos veinte años, fomentado por las extremas derechas, es una gran mentira y una auténtica manipulación. Una mala decisión política puede llevar consecuencias tremendas para los ciudadanos. Una buena decisión puede salvar miles de vidas. Este artículo va dedicado a los que no votan, a los que no creen en la democracia, a los que votan a partidos que niegan el cambio climático, a los que votan a formaciones que niegan el Estado, y a los que votan a organizaciones que se oponen al gasto social, a los impuestos, en definitiva al Estado de bienestar.
Si una analiza los resultados electorales de las elecciones autonómicas de 2023 en la Comunidad valenciana comprobará algunos datos muy interesantes. En los municipios de La Plana-Utiel-Requena votaron masivamente al Partido Popular y a Vox. El PP recibió 8.001 votos, el 38,52% y Vox 2.245, el 10.8%, mientras que el PSOE recibió 6.328, el 30,46%, y Compromís 1.153, el 5,55%. En la comarca de L’Horta Sur, vapuleada por la DANA, con localidades como Benetússer, Paiporta y Alfafar, el PP recibió 72.267 votos, el 29,84% del total, y Vox 33.147, el 13,69%, mientras que el PSOE alcanzó 74.975, el 30,96%, y Compromís 35.339, el 14,59%. Es decir, un 43,53% votaron al PP y a Vox, formaciones de derecha y extrema derecha que se oponen a las restricciones y a las políticas frente al cambio climático y apoyan todo tipo de recorte que desmonten el Estado del bienestar. En Valencia, que incluye tres barrios de las afueras muy afectados como el de La Torre, el PP consiguió 145.180 votos, el 34,99%; el PSOE, 98.657, el 23,78%; Compromís, 66.987, el 16%, y Vox, 54.580, el 13,15% de los votos. En resumen, y para no abrumar con datos, en la capital valenciana apoyaron a partidos negacionistas del cambio climático el 47,14% de los que acudieron a las urnas. También son las mismas formaciones que recortan en medios materiales y humanos. Los recortes matan. Esto ya nos lo enseñó la crisis del 2008. Además, muchos de estos negacionistas son una máquina expendedora de bulos y mentiras. La ciudadanía apenas lee prensa seria ni artículos científicos y rigurosos, sólo redes sociales con noticias fake y son fácilmente manipulables. Y a su vez esparcen más mentiras y más rumores falsos.
Asimismo son las mismas siglas que han apoyado las políticas urbanísticas que no sólo han destrozado el litoral valenciano, sino que han causado estragos en la orografía y en la geología, alterando el paisaje a cambio de grandes pelotazos económicos. Recordemos los numerosos casos de corrupción del PP valenciano. No puede ser que recorriendo en coche la carretera sólo por la provincia de Valencia se vea a un lado la costa llena de torres de hormigón y al otro lado en pequeños montes una ristra de casas unifamiliares con piscinas diseminadas por el territorio o bien urbanizaciones con chalets y más piscinas. Eso sólo para empezar es un gran despilfarro de recursos.
Por último, quiero señalar que, aunque no conozco la mayoría de esas localidades, tengo una especial simpatía por muchos de esos pueblos y otros muchos valencianos gracias a María Moliner. Esta brillante y no siempre reconocida bibliotecaria recorrió sus calles para modernizar las bibliotecas del Patronato de Misiones Pedagógicas durante la Segunda República. Llegó a instalar una moderna red bibliotecaria de 105 establecimientos repartidos en Albal, Paterna, Benissanó, Rocafort, Guadassuar, Riola, Benimàmet, Ràfol de Salem, Fortaleny, Cullera, Pinet, Campo Arcís, Requena, Casa de Eufenia, Simat de Valldigna Bellús, Alfarrasí, Beniadjar, Bafol de Salem y Salem, o Bárig.
Lamento mucho las pérdidas humanas y la destrucción material enorme, provocada por la devastadora DANA, pero eso con tiempo y paciencia se recuperará. Las personas fallecidas no vuelven. Murieron sorprendidos por una avalancha de agua que no esperaban porque nadie les informó. Descansen en paz y espero que se les haga justicia.
EL DIARIO
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