Que Felipe González, presidente del Gobierno de España entre 1982 y 1996, con tal de disentir con su propio partido y su líder como si formara parte de la oposición, quiera arrogarse ahora el liderazgo de la gestión de las inundaciones de 1983 con epicentro en Bilbao pero que afectaron también al resto de Bizkaia, a Gipuzkoa, Álava, Navarra, Iparralde, Cantabria y a Burgos, no responde a la verdad de los hechos, pues el Estado otorgó la responsabilidad mayor al gobierno vasco, liderado por el lehendakari Carlos Garaikoetxea, del Partido Nacionalista Vasco, fundador luego de Eusko Alkartasuna. Nos lo recuerda mi estimado Nosty en La Nueva España:
Armando Nosti
La imagen de Mazón y Sánchez juntos, anunciando su colaboración para enfrentar el desastre de la DANA, fue como ese rayo de sol que aparece entre las nubes preludiando una tormenta. Después de la foto haciendo como que hacía, con su chaleco impoluto, no tardó Mazón en comparecer en solitario para descargar responsabilidades en la UME, la AEMET, la Confederación Hidrográfica del Júcar, Sánchez, Marlaska y todo lo que se movía con tal de no explicar su gestión ni su tardía incorporación al lugar que constitucionalmente le correspondía e ir cambiando sus versiones, distintas de las de su Consejera, hasta llegar a Teresa Ribera. Se sirven de una frase que Sánchez no pronunció y esgrimen como palabra de dios; Sánchez no dijo “si quieren ayuda que la pidan” y el video de su comparecencia, después de enviar las primeras ayudas, ejército incluido, está ahí, aunque medios afines a los populares pretendan que el relato mate al dato, apoyados además por un impresentable Felipe González explicando como habría que actuar, ocultando que en las inundaciones de Euskadi de 1983 dejó toda la responsabilidad en manos del PNV, que en su época se crearon los Gal y que con la actual ley de partidos, su PSOE le hubiera arrebatado al Partido Popular el dudoso honor de ser el primero condenado por corrupción. Otro de los argumentos para culpar a Sánchez es afirmar que podía haber decretado el Estado de alarma como hizo con la COVID, obviando que la COVID era una pandemia absolutamente desconocida que afectaba a todo el territorio nacional y que quienes ahora lo piden, lo recurrieron al Constitucional. Nos dicen que el pueblo salva al pueblo, pero al pueblo lo salvan los servicios públicos pagados con impuestos. Suprimir impuestos y exigir servicios es contradictorio y egoísta. Dicho esto, los voluntarios siempre están ahí, son imprescindibles e impagables. El Partido Popular pone sus intereses por delante de cualquier consideración y tras unos días en que parecía que habían sentenciado a Mazón, ahora no está clara su situación, se han dado cuenta de que la caída de Mazón es un reconocimiento implícito de que el partido lo ha hecho mal e intentan echar balones fuera y demostrar lo indemostrable, que hicieron las cosas bien y saben gobernar. Mientras, Feijóo permanece en la sombra, después de unos comienzos explosivos ha sacado a sus peones a dar la cara incapaz de hacerlo él que ya no sabe por dónde anda, y VOX, que suprimió la UVE que hubiera evitado más de una víctima, a lo suyo, a infiltrar alborotadores que pongan palos en las ruedas, cuanto peor para todos, mejor para ellos, y a difundir bulos a falta de argumentos, nada nuevo. Sí es nuevo que una cadena que presume de informativos pese a que su director protagonizó la madre de todas las pilladas, dedique varios programas a desmontar bulos, alguno de ellos tan evidente que da vergüenza ajena pensar que alguien se los crea, son bulos que se incorporan al ruido diario para que los difundan sesudos articulistas en sesudos artículos intentando convertirlos en verdad. Goebbels, un aprendiz, les pediría consejo.
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