lunes, 2 de septiembre de 2024

OH, FEIJÓO: TODA CORRUPCIÓN EMPIEZA POR EL LENGAUJE

Paco Faraldo

Oigo hablar a Feijoo en una jerga que se aproxima ligeramente al castellano. Lo hacen también la mayoría de los políticos, pero Feijoo es un caso extremo, porque los gallegos, libres de laísmos y loísmos tan frecuentes en los súbditos de otras partes del reino, se expresan con bastante corrección en la lengua del imperio. Feijoo naufraga en morfología, léxico y sintaxis, lo que no es cosa de poca monta, siguiendo así la estela de su predecesor Rajoy, otro gallego raro, aunque en favor de este, hay que decir que el resultado final de sus despistes era bastante más gracioso que los dislates tirando a patéticos con que nos obsequia el presidente popular actual. Un rasgo de la incompetencia lingüística de Feijoo es que, como tantos colegas suyos, se agarra desesperadamente a dos adverbios propios de la gente que no duda jamás, es decir, de los del pensamiento cero: “absolutamente” y “evidentemente”. Quitadles esos dos comodines y se quedan en muy poquita cosa. En la perorata de hoy lanzó también unas cuantas expresiones muy suyas como “vuelvo a repetir” o “vuelvo a reiterar” con la única intención de despistar al interlocutor y no responder a lo que se le pregunta. Hay que recordar una vez más a Orwell: “Toda corrupción comienza por el lenguaje”. No hay quien pueda con ellos.

DdA, XX/5.757

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