Dado la que están montando las derechas más o menos extremas a cuenta de la amnistía para los políticos y ciudadanos implicados en el grotesco proceso independentista catalán de 2007, no está de más recordar cuando eran las derechas más o menos extremas del periodo republicano las que pedían amnistía para los militares implicados en el fallido golpe de Estado de agosto de 1932, dieciséis meses después de la instauración de la segunda República, con el general Sanjurjo como cabecilla, que repetiría como golpista en julio de 1936, aunque falleciera antes en un extraño accidente aéreo. De la condena a muerte lo había amnistiado el régimen al que traicionó, facilitando con ello su huida a Portugal y su segunda felonía. La imagen de la fotografía que aporta David corresponde, según este Lazarillo, a la actual calle de Princesa de Madrid, con la iglesia del Buen Suceso al fondo, en el momento en que un guardia civil retiraba una pancarta pidiendo amnistía.
David M. Rivas
¡Qué tiempos aquellos en los que pedir amnistía era cosa de gente de orden y española muy española!. Madrid 1933: la guardia civil retira pancartas en las que se reclama la amnistía para el general Sanjurjo y sus conmilitones, protagonistas de un golpe de estado. Fueron condenados a muerte por un tribunal militar y el gobierno de Azaña les conmutó la pena. ¡Qué humanitarios y al par ingenuos aquellos republicanos! Nunca dijeron que no lo volverían a hacer ni pidieron perdón. Al final, el gobierno de la derecha, porque en la república gobernó la derecha tras ganar unas elecciones y sin que el gobierno perdedor sacara las tropas a la calle, los amnistió. En 1936 los mismos dieron otro golpe de estado, con Sanjurjo a la cabeza, aunque el dios de Pío XII determinó su muerte y que mejor era que aquella orgía de sangre la administrara Franco, un matarife sin escrúpulos mucho más profesional y menos bebedor y mujeriego. Total, que los amnistiados provocaron una guerra civil, un millón de muertos, otros tantos exiliados y cuarenta años de dictadura. Pero amnistiar a los que impulsaron un referéndum es otra cosa... ¡es que no hay comparación posible, estos de hoy son mucho más criminales!
DdA, XX/5.757
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