lunes, 5 de agosto de 2024

ME DOLERÍA NO HABERTE DICHO TODO/ LO QUE LLEVO EN LA BOCA CASI COMO OTRA RISA

Armando Tejada Gómez (Mendoza, 21 de abril de 1929-Buenos Aires, 3 de noviembre de 1992)​ fue un poeta, letrista, escritor y locutor argentino, relacionado con la música folklórica. Es el autor de la letra de "Canción con todos", considerada nada menos que como Himno de América Latina. Incluido entre las cinco máximas figuras autorales del folklore de aquel país por la Fundación Konex. Publicaciones:


  • Pachamama. Poemas de la tierra y el origen, Mendoza, 1954. (Libro de poemas, ilustrado por Enrique Sobisch).
  • Tonadas de la piel, con prólogo de Jaime Dávalos, Mendoza, 1955. (Libro de poemas)
  • Antología de Juan, ilustrado por el pintor Carlos Alonso, 1957 (libro de poemas).
  • Ahí vá Lucas Romero, ilustrado por el pintor y dibujante hispano-argentino Enrique Sobisch, 1958. (Libro de poemas).
  • Canto popular de las comidas (Libro de poemas), 1974.
  • Los telares del sol (Libro de poemas), 1994, Ediciones culturales de Mendoza.
  • Canción de las simples cosas, César Isella y Tejada Gómez
  • Amanecer bajo los puentes, ilustrado por Enrique Sobisch).

HISTORIA DE TU AUSENCIA

Si ahora digo amor tal vez no diga
que la ausencia me mira del fondo de tus ojos,
que aquí estuvimos juntos, que fue hermoso
y que el sol conocía tu perfil de memoria.
Tal vez sea imposible que alguien sepa lo claro,
la luz que fue llevarte de la mano pequeña
como a un tallo mecido por un viento de música
hacia los territorios donde aguarda el silencio.
Y ya que estás distante,
qué pensarán los árboles,
qué dirán las canciones,
cómo verá la noche mi soledad de río;
dónde pondrán su ronda los niños de la tarde,
adónde irán los pájaros sin tu risa y mi silbo
y la calle tan sola con sus puertas inútiles
y las sombras sin besos
y los perros perdidos;
ahora que la ausencia me interrumpe la boca,
ahora que me esperas tan allá de los niños.
Se nos ha muerto el año.
Yo le veo el invierno
hecho de un sólo frío,
de un solo tajo solo
a la mitad de agosto,
de una dura distancia...
larga, definitiva.
Porque de pronto sobran los barcos,
los andenes
y de pronto este rumbo ya no tiene sentido
como si nadie fuera hacia ninguna parte
o alguien hubiera muerto a mitad de camino.
Alguien.
Mi voz. Tu pelo. Las cosas que no dije.
La flor de tu vestido.
Se nos ha muerto el año donde dejé tu nombre
para que recobrara su condición de estío.
Ya no sé,
nunca entiendo estas precarias sílabas
cosas que no recuerdo de pronto me dominan:
¿te dije que tenías la piel como de humo?
¿que de estarme en tus ojos me conozco el origen?
¿te he enseñado el misterio de los árboles solos?
¿sabes ya que tus manos son dos siestas dormidas?
No sé,
nunca recuerdo tanta distancia,
tanta canción que no he cantado cuando anduvimos juntos.
Me dolería mucho no haberte dicho todo
lo que llevo en la boca casi como otra risa*.

Con mi gratitud a Alberto Romero

DdA, XX/5.728

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