lunes, 5 de agosto de 2024

LA MUERTE SUBE AL MÁS ALTO CAJÓN DEL PODIO



Félix Población

Cuando tuve la oportunidad y costumbre hace muchos años de visitar regularmente el Museo del Prado, gracias a mi trabajo de entonces en el Ministerio de Cultura, solía dedicar tiempo de atención y observación exclusivos a determinadas obras pictóricas. Una de ellas era el Triunfo de la muerte, uno de los cuadros más sobresalientes y conocidos de Pieter Brueghel el Viejo, el maestro más destacado de la llamada Escuela flamenca del siglo XVI. Se trata de una pintura de óleo sobre tabla que data del año 1562 y que a lo largo de la historia de la humanidad, desde entonces, ha tenido categoría de episodio histórico muchas veces repetido, ya sea por la propagación de pestes o epidemias, por la sucesión de conquistas o invasiones, o por el estallido de guerras tan exterminadoras como las dos que tuvieron lugar en el pasado siglo y tuvieron su campo de batalla preferentemente en Europa. Ahora que se están celebrando en París unos Juegos Olímpicos bajo las alharacas de la paz, la libertad, la igualdad y la fraternidad, ningún ser humano con un mínimo de conciencia puede olvidar, aparte de aquellas guerras menos conocidas de las que apenas hay noticia, las que se desarrollan en Ucrania y Gaza, si bien sólo de la segunda tenemos conocimiento de que las víctimas mortales son todas palestinas -salvo en el inicio del conflicto-, esto es del país invadido por el estado de Israel a sangre, fuego y hambre: en torno a 40.000 en diez meses, de los cuales más de la mitad son menores, mujeres y ancianos. Mi estimado amigo Álvaro Noguera, buen conocedor de nuestra historia del arte, nos ha dejado hoy esta viñeta en la que la propia muerte sube al más alto cajón del podio ante la perplejidad e impotencia de quienes deberían evitar su victoria. En algunos de nosotros esa perplejidad e impotencia es también creciente indignación. 

DdA, XX/5.728

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