miércoles, 5 de junio de 2024

DE POCO SERVIRÁ EL CONTROL PARENTAL SI LA EDUCACIÓN FALLA



Félix Población

Si hubo un negocio boyante fue el de los teléfonos móvil y demás utensilios electrónicos de comunicación que empezaron a popularizarse en la década de los años noventa. Las cifras lo dejan en evidencia. El número de usuarios de móviles rondaba en 1990 los 11 millones, mientras que treinta años después, en 2020, el número estaba alrededor de 2.500 millones de usuarios, que de seguro cuatro años más tarde serán unos cuantos cientos de millones más. 

Todos tenemos imágenes de que esa popularidad alcanzó también a los menores, incluso a edades excesivamente tempranas, por la extrema complacencia de sus padres en permitirles a sus hijos el capricho. Muchos adultos hemos podido observar a lo largo de los últimos años, sobre todo, que esta herramienta ha ido llegando cada vez más temprano a las manos de niños y niñas sin que hasta ahora ninguno de los gobiernos que en el transcurso de estas décadas hemos tenido haya reparado en las consecuencias neurológicas y sociales que para los más jóvenes está teniendo el mal uso y el abuso adictivo de los dispositivos electrónicos. 

Está probado que a través de la pornografía, a la que acceden personas cada vez de menor edad sirviéndose del libre acceso a internet, la violencia sexual va ganando un peligroso terreno del que va a ser muy difícil rescatar a sus adictos, mayoritariamente varones. Es muy preocupante que al día de hoy uno de cada cuatro jóvenes considere que la violencia machista es un invento ideológico, cuando se dan cada año tantos asesinatos de este carácter.

Pues bien, cuando los fabricantes se han forrado de lo lindo, gracias, en primer lugar, a lo novedoso y útil del invento, y a continuación gracias a las sucesivas salidas al mercado de móviles cada vez más sofisticados que funcionan como ordenadores en miniatura y encandilan al personal hasta la idolatría, el actual gobierno de España va a elaborar una ley para que esos fabricantes multimillonarios instalen un sistema de control parental en móviles, ordenadores y televisores a fin de evitar el acceso indiscriminado de menores a contenidos inapropiados, como hasta ahora, treinta años después. 

A falta de lo que determine el medio centenar de expertos que trabajarán en la elaboración de la ley para que la pornografía, sobre todo, no siga campando libremente por la mentalidad de los usuarios durante su niñez y adolescencia, mucho me temo que el propósito gubernamental va a ser, por tardío y complejo en su aplicación, como tratar de poner puertas al campo. 

Sólo con una educación integral que no han tenido y siguen no teniendo muchos de nuestros menores, en su ámbito familiar sobre todo -sin que pueda faltar el escolar-, se podría haber intentado lo que ahora se pretende a base de ese control parental. Pero antes que poner todos los medios en una educación ciudadana de calidad, menos masificada y con más compromiso con los valores de conciencia crítica, ética y social, se ha preferido que los fabricantes hicieran su agosto, colocando a las nuevas tecnologías como panacea de progreso de lo que sólo los padres y los maestros o los profesores vocacionales pueden lograr, como siempre fue y tanta alta hace -cada vez más- que vuelva a ser.

Si no se cultiva la inteligencia y los valores humanísticos por esa vía natural de comunicación educativa que se debe dar en el hogar familiar y en los colegios, de poco van a valer esos controles parentales con los que se pretende atajar, tarde, el gravísimo problema y sus consecuencias no menos nefastas del creciente consumo de la pornografía en la niñez y adolescencia. 

DdA, XX/5.672

2 comentarios:

Folía dijo...

Incluso las palabras nos lo están diciendo: educación y control. Si el control es sólo exterior sirve de muy poco. Ha de ser la educación la que lleve a las niñas y niños y a los jóvenes a tomar el control se sí mismos.

Félix Población dijo...

Puede que se les estén poniendo las cosas así para que el control abarque más cosas.

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