viernes, 21 de junio de 2024

ABRE LOS BRAZOS AL VIENTO/ SI TE ALCANZA LA TORMENTA...


Lazarillo

Estos venturosos días de primavera en la montaña, alejados de todos los ruidos mundanales, cada vez más tóxicos, que arruinan las inteligencias y los corazones, están siendo pródigos en repetidas y copiosas tormentas de lluvia y viento, sumamente estimulantes para respirar los caminos donde viven los árboles. Este Lazarillo no deja de prestar a las tormentas la atención que merecen su fragor, su fulgor y su olor. Debo a mi hija Alicia, que tan honda y conscientemente viene leyendo e interpretando las andaduras de su vida, esta recordación de un pequeño poema que hace de las tormentas un motivo existencial para emprender el vuelo. Ella lo hizo pronto, cuando la música la llevó a estudiarla lejos de su país, más que nada porque en su país la música sigue siendo la cenicienta de las artes, posiblemente porque los sucesivos gobiernos que se vienen turnando -por ignorancia y carencia absoluta de sensibilidad- están muy lejos de inculcar en la ciudadanía lo que se comprueba cada vez que se viaja a otros países de Europa. Esta décima la escribió Alicia hace unos cuantos años, cuando se trajo de uno de esos países no sólo la música sino el amor que la abraza: 

Abre tus brazos al viento/ si te alcanza la tormenta,/ no dejes que se arrepienta/ de invitarte al movimiento./ Y, aunque te falte el aliento/ si te levanta del suelo,/ no temas prender tu aliento/ al pulso del corazón/ y conviértela en razón/ para levantar el vuelo.

DdA, XX/5.686

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