miércoles, 15 de mayo de 2024

QUEDADA DE TOGAS EN "GRANÁ": CINCO AÑOS DEL CGPJ "PRORROGADO", NO CADUCADO


Gerardo Tecé

Quedada de togas en Granada. Qué mejor enclave que la capital del indie para hablar de independencia judicial en las XIX Jornadas de Presidentes y Presidentas de Tribunales Superiores de Justicia de España. Un planazo, como se pueden imaginar. O una despedida de soltero, teniendo en cuenta que los convocados al bolo eran diecisiete, un presi de Tribunal por comunidad. Beber hasta emborracharme, hasta caer rendido y levantarme, podía escucharse en los bares del Sacromonte mientras la comitiva de presidentes togados desfilaba con mazos en la frente en la previa de tan ilusionante simposium.

¿Qué puedo hacer?, cantaban Los Planetas, y fue la pregunta con la que arrancó la conferencia inaugural de la mano de un invitado de lujo, don Vicente Guilarte, presidente del CGPJ. Un tipo independiente a propuesta del Partido Popular que, como las tapas en Granada, recibió gratis hace un año la presidencia del CGPJ tras una ronda de diez años como vocal. Cinco de ellos con el mandato caducado. Perdón: prorrogado. Se dice prorrogado, como se esmeró en puntualizar Guilarte ante una audiencia que asistía atenta a sus pedagógicas metáforas: “Caducan los yogures, no los miembros del CGPJ”. Habría que preguntarle a Arias Cañete, exministro de Agricultura del PP. Lo recordarán porque en el pleistoceno de Internet, esa época en la que los virales no salían de las redes y duraban más de 24 horas en el recuerdo, hizo fortuna presumiendo de no perdonarle jamás la vida al yogur que se encontraba en la nevera con la fecha caducada. Si cree haberse retrotraído a tiempos lejanos, piense que lo de los yogures de Cañete ocurrió antes de ayer comparado con la última vez que la derecha de este país aceptó que la mayoría social de izquierdas en las urnas tuviese su legítimo reflejo en el gobierno de los jueces. Era 2008. Han pasado 16 años. La esposa de Almeida tenía 11 años y García Castellón, aún con pelo, pensaba que el terrorismo consistía en pegar tiros y poner bombas. Qué tiempos.

¿Qué puedo hacer, si después de tanto tiempo no te dejo de querer?, se preguntaba Guilarte, que además de lanzar la pregunta se atrevía a responderla: no podemos hacer nada ante el bloqueo de la justicia. Ojalá fuera yo presidente del CGPJ para tener mano en el CGPJ, le faltó decir al presidente del CGPJ antes de especificar que ese no hacer absolutamente nada incluye también no dimitir. Dimitir sería hacer algo. Y “uno es miembro del CGPJ hasta que se muere o se jubila”, aclaró las reglas del enroque desmelenado. Si hubiese cantado oga oga oga, borbones con toga, los asistentes le hubieran acompañado en la seguiriya generando un clima que ni el Omega de Morente. Hablando del genio del Albaicín, cuando a don Enrique le preguntaban por sus opiniones sobre la eterna evolución del flamenco solía responder que él no era responsable de lo que había dicho hacía un año. Y el presidente del gobierno de los jueces había ido a Granada a empaparse de esencias. Por eso no se sonrojó cuando, tras meses amagando con la posibilidad de dejar el cargo como medida de presión para que PP y PSOE se pusieran de acuerdo en la renovación del Consejo, llegó a Granada y dijo que, de dimitir, ni mijita. Y mi cabeza gira locamente en sentido inverso al que lleva la órbita terrestre…

El Guilarte de ahora va en compás. El anterior era tal vez la única persona del Partido Popular –perdón, del independiente gobierno de los jueces– que no estaba entendiendo en qué consistía el “desacuerdo”. Quizá desde el PP tuvieron que llamarlo y explicárselo con yogures: Vicente, si tengo que repartir un pack de seis y no me pongo de acuerdo en cómo repartirlos, ¿qué pasa? Que sigues teniendo los seis yogures. Por algo has llegado tan alto, Vicente. Una hipótesis, la de la llamada, a tener en cuenta dado que el presidente del CGPJ a propuesta del PP continuó su discurso mimetizándose con el argumentario del –oh, sorpresa– Partido Popular. Tras criticar el acoso que el único poder del Estado “prorrogado” está sufriendo de los otros dos poderes con mandato vigente y destacar la necesidad de que cada uno se dedique a su parcela, el presidente del CGPJ se metió en la parcela del Legislativo poniendo sobre la mesa la petición de la derecha política de una reforma para que los jueces sean elegidos por los jueces. Y un higo chumbo y una aceituna, vete a tu luna y déjame en mi rincón…

Es decir, que acabe de una vez por todas este vodevil de un CGPJ que unas veces es de derechas y otras de izquierdas según el voto que emane del pueblo para llegar por fin a su estado idóneo: siempre de derechas. O, para que nos entendamos todos, yogur natural. Las conclusiones del encuentro, debatidas desde el mirador de San Nicolás y observando lo que un presidente de EEUU definió como el mejor atardecer del planeta, incluyen exigir que ningún poder del Estado se meta en terreno del otro y, de paso, amenazar al Legislativo si se atreve a legislar como la mayoría parlamentaria considere oportuno. Las cosas que me dabas ¿por qué me las quitas luego?, decía Napoleón Solo, los Reyes nazaríes y los togados de Graná.

CTXT  DdA, XX/5.644

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