viernes, 24 de mayo de 2024

ES TIEMPO DE QUE LAS DEMOCRACIAS SE DEFIENDAN, ANTES DE QUE SEA TARDE

No conviene olvidarse de los artículos del profesor Juan Carlos Monedero, que sigue ilustrándonos con su lucidez como politólogo aunque no los leamos en Diario Red sino en su blog Comiendo tierra. El último lleva por titular Polarización, crispación, agresión. Contra el consuelo, y es recomendable como siempre leerlo en su integridad, si bien aquí quiero transcribir sólo el último apartado, Entre el bipartidismo y la extrema derecha, que es lo que promociona La Sexta, como se pudo comprobar en un debate ofrecido el pasado miércoles en ese cana entre las cabezas de cartel del PSOE y el PP a las próximas elecciones europeas.  Sólo contó con poco más de 400.000 espectadores y una cuota de pantalla del 3,9, superada por todos los demás canales públicos y privados. Se puede decir por esto que, de momento, el bipartidismo es una invitación al aburrimiento cuando se pone a debatir. Dice Monedero que cuando [Milei] quiera venir como presidente de todos los argentinos, entonces que se le aplique el protocolo. Ahora tocaba mandarle a casa. Es tiempo de que las democracias se defiendan, antes de que sea tarde:


El neoliberalismo es una fase actual del capitalismo, triunfante tras la crisis del 73. En estas décadas, ha roto todos los diques sociales y morales que se construyeron después de la Segunda Guerra Mundial. La venganza de los ricos y la primacía de lo privado e individual sobre lo público y comunitario. La crisis de 2008 fue una vuelta de tuerca más en esa lógica, dada por unas élites que se asustaron antes las voces que hablaban alto en mitad de la crisis. Pensar que las élites, que son plurales, no tienen siempre varios ases en la manga es ingenuo. Y entonces llamaron a Trump, Bolsonaro, Milei, Le Pen, Orbán y demás, y corrieron hacia posiciones ultra a la derecha tradicional o a los que se presentaban como centristas o liberales (en España, Díaz Ayuso, Feijoo, Albert Rivera...). El fracaso de la izquierda en solventar los grandes retos le deja camino libre a la extrema derecha o, en su defecto, a alguna suerte de acuerdo entre los partidos tradicionales y sus satélites.
En España, el impulso por la izquierda que nació del 15M está muy debilitado. El PSOE ha fagocitado a su izquierda, el PP y Vox no bajan, surgen nuevas derechas aún más radicales en Cataluña, y las derechas nacionalistas, PNV y Junts, se preparan para ponerse otra vez a la orden del bipartidismo, sea con el PSOE o con un PP menos agresivo. La "polarización" no es sino una forma de acallar a las voces críticas a las que no ha silenciado la ley mordaza. Generan un polo donde, necesariamente, ellos dominan uno de los extremos. Así existen y marcan la pauta. Pero en cuestiones de guerra, fondos buitre, monarquía, vivienda, patronal y OTAN, tanto el PSOE como el PP y sus satélites están completamente de acuerdo. El intento de correr al PSOE hacia la izquierda lo logró el 15M y Podemos. Ese esfuerzo hoy está amortizado en el Gobierno. Por eso la fragmentación de la izquierda es tan catastrófica como su falta de coherencia ideológica: porque nos regresa al bipartidismo en un momento, además, donde España y Europa son más de derechas.
En este contexto de violencia en Europa, viene el presidente Milei, en un supuesto viaje privado, a hacerle campaña a Vox y a los enemigos de la democracia que desconocen al Gobierno de Sánchez y defienden las dictaduras. Le anuncian diciendo: "ven a verle golpear a los zurdos". Había que haberle impedido entrar en España como se hace con los hooligans borrachos que prometen violencia en los estadios. Cuando quiera venir como presidente de todos los argentinos, entonces que se le aplique el protocolo. Ahora tocaba mandarle a casa. Es tiempo de que las democracias se defiendan, antes de que sea tarde.
En su último libro, En busca de consuelo, escribe Michel Ignatieff: "En la actualidad, el premio de consolación es el que nadie quiere ganar. Las culturas que persiguen el éxito no prestan mucha atención al fracaso, la pérdida o la muerte. La consolación es para los perdedores". El problema es que, cuando estamos otra vez en tiempos de "socialismo o barbarie", el consuelo sólo puede venir de hacer lo correcto. Y para no regresar a la barbarie, hay que mirar en la historia, identificar el lado correcto y saber, con la certeza del diálogo, posicionarnos frente a los que crispan, agreden y polarizan.

        DdA, XX/5.653      

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