martes, 14 de mayo de 2024

DAVID ACERA Y SUS VEINTE AÑOS DE NARRACIÓN ORAL


Félix Población

Por influencia latinoamericana, es habitual ahora llamar conversatorio a la charla que sostienen públicamente dos o más personas sobre un asunto en concreto. Esto es lo que han hecho ayer en Oviedo el narrador oral David Acera y la escritora Ángeles Caso, dos personas a las que estimo y admiro por su respectiva labor, llevada a cabo con la autoexigencia, responsabilidad y entrega vocacional que uno y otra sienten por su trabajo. 

De Ángeles, hija de mi primer profesor de Literatura en el instituto Jovellanos de Gijón hace toda una vida, estoy leyendo ahora Las desheredadas (ed. Lumen), una continuación del libro que publicó hace casi veinte años (Las olvidadas) sobre las mujeres creadoras. En esta segunda ocasión, la autora se centra en las creadoras de los siglos XIX y XIX, entre las que no falta la escritora librepensadora Rosario de Acuña, afincada en Gijón en la última etapa de su vida, y que en durante niñez de Ángeles apenas era el nombre del lugar apartado, sobre los acantilados, en el que residió hasta su fallecimiento en 1923, después de haber dejado publicados un buen número de artículo en el diario El Noroeste. Ya tengo contado que se me prohibió leerlos en la biblioteca pública poco después de haber sido alumno de don José Caso González. 

Por la magnífica tarea investigadora y divulgadora que está haciendo Ángeles Caso rescatando del olvido a quienes, por ser mujeres, apenas tuvieron oportunidad de asomarse a la historia patriarcal de nuestra cultura, me parece idóneo que David Acera, uno de los narradores orales con más prestigio de nuestro país, haya recurrido a la escritora gijonesa para hablar de sus dos decenios, dos, haciendo de la palabra oral la materia fundamental, clave, sugerente y seductora, para que el cuento como género literario siga nutriendo la imaginación de los espectadores y espectadoras de sus espectáculos. 

Sin la narración oral no hubiera sido posible la literatura, y de ello no sólo dan constancia sus orígenes sino las muchas escritoras y escritores que percibieron sus primeros impulsos narrativos gracias a aquella vieja y sana costumbre de los relatos contados por sus padres o abuelos, de los que todos los que tuvimos la oportunidad de escucharlos guardamos grata y hasta visual memoria. 

Más que nunca, por la desbocada incidencia e influencia de la imagen en la vida cotidiana de la niñez, la narración oral debería ser una faceta de la educación que no debería faltar en la formación del alumnado, desde las primeras letras, como herramienta esencial para fomentar su creatividad. Desconozco si Ángeles y David hablaron de esto en su conversatorio, pero es muy probable que tocaran el tema junto a otros que de seguro interesaron al respetable que acudió a la cita.

Léase@también: Clarín, sin saberlo, criticó la situación de la mujer en su época, según Ángeles Caso

DdA, XX/6.643

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