Federico Gallego Ripoll
SEFARAD
Con insistencia miro el agua,
y hasta germinan las semillas
y brotan, altos, los lirios transparentes,
se gestaron las lagrimas.
Pecio inextinguible,
siempre amanecerá después de cada guerra,
y siempre habrá quien siga
esperando el milagro
de que haya sido un sueño.
No pierde la esperanza,
la llave, de ajustar
en el ojo cegado de la puerta.
Ni tampoco la pierde el derrotado
de encontrar el camino
de regreso a la casa.
DdA, XX/5.568
2 comentarios:
Viendo por la tele cómo es la guerra (sin sufrirla) pienso que el amanecer tras ella es quizá para la siguiente generación. No hay amanecer para los muertos. Y ¿qué amanecer tendrán los supervivientes?
Y sería deseable y necesario que la siguiente generación fuera asesorada para evitar próximas guerras, algo que por desgracia no ocurre, porque para que ocurra se requiere la que la educación y la cultura se proyecten en esa única dirección.
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