Francisco Álvarez Velasco
Para no olvidar tiempos no muy lejanos
LIRAS URDANGARINIANAS
(CON LA VENIA DE SAN JUAN DE LA CRUZ)
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con ansias de millones inflamado,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notado,
estando ya el Palacio sosegado.
A escuras y seguro
por la secreta escala, disfrazado,
¡oh dichosa ventura!,
a escuras y en-palma-do
estando ya el Palacio sosegado.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino aquella que en Noos resplandecía.
Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
negocio que sabía,
en Palma de Mallorca y ValencÍa.
¡Oh noche, que guiaste;
oh noche amable más que el alborada;
oh noche que juntaste
amado con amada,
amada, en el amado transformada!
En mi pecho ducal
que entero para ella se guardaba,
allí quedó tal cual
y yo la regalaba
y el ventalle de Matas aire daba.
La duquesa serena,
cuando yo los "ben laden" removía,
con su rubia melena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
la almohada rellené con lo afanado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
en manos de mi suegro, el coronado.
Imagen: Toño Velasco, "El duque y el marco dorado"
Óleo sobre tela.
120x80 cm
del proyecto "Ensayo sobre la burla".
DdA, XX/5.563
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