lunes, 19 de febrero de 2024

OJO QUE EL "FAKE" FACHA ELENA FRANCIS DURÓ HASTA 1984


Sólo cuando se descubrió en un libro que detrás de doña Elena estaba desde sus inicios en 1947 un grupo de curas y psicólogos reaccionarios, la modélica Transición puso fin a un programa de radio en el que se aconsejaba a la mujer no denunciar los malos tratos ni todo tipo de vejaciones. ¿Cuánto tiempo más se hubiera mantenido en antena dicho programa sin la publicación de ese libro?

Valentín Tomé

El famoso Consultorio de Elena Francis, un programa de radio emitido en España entre los años 1947 y 1984, fue una radiografía de aquel país, que escuchaba con devoción al «modelo» de mujer española encarnado en Elena Francis, una supuesta mujer con la que podías compartir lo más íntimo y privado. Se presentó como la voz de las sin voz, las mujeres abnegadas que diariamente debían soportar a sus maridos según la norma nacionalcatólica. Era también una voz con un tono autoritario. Podía ser una amiga pero también una madre represora. No permitía la desobediencia. Fue fascismo cultural.
Así, cuando la infidelidad era del marido, la receta de Francis era la siguiente: “Es mucho mejor que se haga la ciega, sorda y muda. Procure hacer lo más grato posible su hogar, no ponga mala cara cuando él llegue a casa". O su consejo a una mujer maltratada: "Sea valiente, no descuide un solo instante su arreglo personal. Y cuando él llegue a casa, esté dispuesta a complacerlo en cuanto le pida”.
Pero un libro, publicado en 1982, lanzó una verdadera «bomba»: Elena Francis era un fake. Tras aquel nombre y aquella voz se escondía un grupo de curas y psicólogos reaccionarios que respondían cada carta como era previsible para la ideología franquista: la homosexualidad era una aberración y una enfermedad, la naturaleza y destino de la mujer era ser madre y reproductora, al esposo se le debía una entrega sin medida y férrea disciplina, el aborto es un crimen contra natura.
No solamente había sido una maniobra publicitaria amparada por el franquismo para adoctrinar a la mujer española, sino que también estaba una empresa de cosméticos, el Instituto de Belleza Francis, con sede en Barcelona, que era quien publicitaba sus productos. Diariamente se ofrecían cremas antiarrugas o depilatorias, tras consejos sobre no denunciar los malos tratos o consentir toda clase de vejaciones. Recordemos, todo aquello duró hasta bien entrada la democracia, 1984, y solo se detuvo tras la publicación de aquel libro.
DdA, XX/5.562

1 comentario:

Folía dijo...

¿De qué libro se trata? ¿Quién lo escribió?

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