martes, 20 de febrero de 2024

LAS CAMPEONAS DEL MUNDO DE UN BARRIO DE GIJÓN


Que alguien me corrija si este Lazarillo está en lo cierto o no, pero creo que la victoria de este equipo femenino de hockey de un popular barrio de Gijón no ha tenido la repercusión mediática que merecerían unas deportistas que se han proclamado campeonas del mundo, sobre todo en los medios de comunicación públicos (RTVE). Nada digamos en los privados, con programas deportivos como Jugones en lo que tanta importancia se le concede a los deportes a motor o al "más difícil todavía", a base de los llamados deportes de riesgo. Tan vergonzoso como significativo. 

Paco Álvarez

Entrenan en una pista de La Calzada, un barrio obrero de Xixón. Si caminas por alguna de las calles laterales de la cancha cualquier día de la semana oirás el estruendo de los 'sticks' y mil voces; la mayor parte son voces de mujeres y de niñas, reventando el barrio con gritos de triunfo y esperanza.
Han pulverizado todos los récords del mundo en su deporte, pero no pertenecen a ninguno de esos clubes privados de la ciudad en los que te piden una pasta por el derecho de admisión y en el que los deportistas con vitola de 'alto nivel' (que no empatan con nadie) mean colonia. En la cantera del Gijón Hockey Club admiten a cualquier guaja o guaje que sepa defender la posición con el 'stick' y que sepa caracolear con los patines, y las deportistas de élite, que se acaban de proclamar campeonas del mundo en Argentina, patinan a la par de esas crías y críos, y son un ejemplo en el mejor sentido de la palabra.
A la plantilla del Telecable le robaron material en dos de los desplazamientos, cuando disputaba títulos importantes. Ese material costaba menos que los calzoncillos de la plantilla de cualquier club profesional de fútbol masculino de medio pelo, pero para el presupuesto del club gijonés la pérdida era traumática. No obstante, las jugadoras pusieron el resto: cuando faltaba un par de camisetas o un par de patines ellas ponían un par de ovarios para volver a Xixón con la victoria o con la esperanza.
Y por eso, por la victoria, por la esperanza y por el par de ovarios de nuestras jugadoras somos campeonas del mundo.

DdA, XX/5.563

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