jueves, 25 de enero de 2024

UN DIARIO DEL AIRE Y LA RAÍZ

Una de las satisfacciones personales y profesionales que como lector de periódicos le quedan a este Lazarillo, perdidas otras, es la de leer con regularidad a los buenos columnistas, que no son muchos.  El profesor Enrique del Teso es uno de ellos. Creo que sus análisis semanales de la actualidad política, ahora en Nortes y antes en La voz de Asturias, son -por su perspectiva, rigor y perspicacia-, de los más lúcidos que podemos encontrar hoy en día en los medios de comunicación.  Contar con Enrique para valorar los veinte años de este DdA es un regalo que mucho le agradezco, como lo es cada vez que republicamos sus artículos.


Enrique del Teso

En cierta ocasión, refiriéndome a los artículos recogidos en un libro del recordado Luis Arias Argüelles Meres, le dije que los árboles crecen robustos si tienen raíz firme, pero también si subían hasta donde recibían luz y aire. La frase puede invertirse, la luz y el aire hacen robustos a los árboles, pero solo si es robusta su raíz. Cuando solo hay raíz, la mirada al terruño se hace limitada y hasta paleta. Cuando solo hay aire y luz, la mirada a la actualidad se hace insustancial y volátil. Quería con esa imagen encarecer la conjunción virtuosa que se respiraba en sus artículos entre la actualidad y el fundamento, entre lo global y el terruño. Lo recordé al poner atención en estas líneas sobre los veinte años de Diario del Aire. En este singular blog se juntan y se quitan la palabra entradas breves del autor, con escritos de actualidad publicados en los medios por distintos autores, artículos de otros tiempos que dan espesor a la memoria (tanto la que tira hacia memoria histórica y testimonio como la que tira hacia la nostalgia), miradas culturales, pequeñas intrahistorias de autores y obras, noticias de publicaciones, análisis del contexto internacional, denuncia de las muchas caras de la inclemencia o viñetas lúcidas, casi siempre por amargas, de estos tiempos. Se dice que en los cuadros impresionistas no se ven apenas las figuras vistos de cerca y que requieren cierta distancia para que ese amasijo de pinceladas sueltas muestren figuras coherentes. En los chispazos de acercamiento a este blog, tengo la sensación (subjetiva, claro) de disfrutar más leyendo de golpe media docena de artículos que leyéndolos de uno en uno puntualmente según van apareciendo. Dejando que se superpongan en una lectura unitaria, como cuando se mira un cuadro impresionista a la distancia adecuada, se ve mejor la textura de esta publicación. Son pinceladas sueltas de gente distinta, de las que el autor es una parte más, donde se nota el hierro de un pensamiento y una ideología de raíz, reflexión y lectura demorada y abundante y donde se nota la mirada atenta y crítica a la actualidad del día, que el autor espiga en los artículos que la comentan e intervienen en ella. En el Diario del Aire el pasado está siempre alimentando la mirada al presente y añadiendo por momentos una pátina de emoción a la vida actual, y se suceden desordenadas las entradas y salidas en el arte o la literatura. Y siempre crítica, siempre el paso del tiempo, siempre el mismo tiempo remansado en la cultura y la reflexión, y siempre al día. Estos 20 años producen la rara sensación de que el Diario del Aire es nuevo y que a la vez siempre estuvo ahí. El título es incompleto. Es un Diario del Aire y la Raíz, la materia de los árboles robustos.

          DdA, XX/5.550         

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