Félix Población
Hay sobradas razones para desestimar la monarquía como forma de Estado en este país, entre las que no puede faltar la fundamental: que si los reyes volvieron a ser los Jefes de Estados inviolables, estos es, unos señores o señoras a los que es imposible perseguir judicialmente por cualquier orden jurisdiccional, se lo debemos al régimen dictatorial que acabó a sangre y fuego con el primer régimen democrático de la historia de España. Por esta razón, sobre todo, la institución monárquica en España, tras casi cincuenta años, deja asomar sus preferencias políticas de vez en cuando y es últimamente tan defendida y alabada por las derechas extremas, máxime cuando el rey deja asomar en sus discursos frases como la pronunciada en el más reciente de Navidad: "Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad". ¿Nos quiere decir Felipe VI, en su calidad de Jefe de Estado y mando supremo de las Fuerzas Armadas, que esta Constitución, una de las menos enmendadas en Europa, no debe ser tocada porque, caso de que sea así y no satisfaga a quienes de modo tan reverente respaldan a la Corona, la paz y la libertad volverán a ser erradicadas del país por aquellos que ya lo hicieron una vez con trágicas consecuencias para la nación? Tanto el Partido Popular como su socio en diversos gobiernos autonómicos y municipales celebraron el discurso navideño de Felipe VI (también el PSOE de un modo tardío y vergonzante), un discurso que, además de esa frase, no tuvo palabra alguna para el genocidio del pueblo palestino que está perpetrando el Estado de Israel al invadir con sus tropas la Franja de Gaza, a diferencia de las referencias solidarias que hace un año dedicó el rey a la ciudadanía ucraniana después de la invasión de las tropas rusas. Me siento profundamente asqueado ante una institución y ante un Jefe del Estado incapaces de interpretar y dar voz al sentimiento que experimenta una mayoría de personas en nuestro mundo ante la masacre israelí de miles de niños, ancianos y mujeres en territorio palestino. Supongo que esa actitud no será muy distinta a la de otros Jefes de Estado europeos, pero eso, antes que consolarme, multiplica mi sentimiento de asco y estupor ante la deshumanización de este viejo continente, títere de Estados Unidos*.
*No olvidemos que se han llegado a prohibir manifestaciones populares en varios países europeos (Francia, Alemania) en protesta por esta atroz masacre.
DdA, XIX/5.527
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