martes, 26 de diciembre de 2023

EL LIBRO DE MARÍA ASUNCIÓN MATEO Y EL FUNDAMENTO DE LAS FUNDACIONES



Félix Población

Recuerdo haber visitado a Rafael Alberti con Montserrat Caballé y el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénica y de la Música (INAEM) con motivo de un proyecto de este organismo, dependiente del Ministerio de Cultura, a finales de los años ochenta, cuando el poeta gaditano llevaba ya algunos años de relaciones con María Asunción Mateo, con quien se casó en 1990. Si no estoy equivocado, residían entonces en la calle Sor Ángela de la Cruz, y apenas tuve oportunidad de saludarlo, pues mi papel era sólo el de jefe de prensa del citado centro. 

Ahora que acabo de leer el libro escrito por Mateo (Mi vida con Alberti, transcurridos más de veinte años de la muerte de Alberti, me he sentido muy interesado por las emociones y razones que la autora transmite en un texto quizá demasiado extenso, pero me parece que dotado de una sinceridad y claridad de exposición documental. En el texto quedan en muy mal lugar los que María Asunción llama poetas viudos y que no son otros que Luis García Montero y Benjamín Prado, así como al diario El País, colaborador con los citados en la campaña llevada adelante contra la viuda del poeta del Puerto de Santa María, casi desde el mismo momento en que ambos se casaron.

Paradójicamente, ha sido en ese mismo periódico en donde el libro de Mateo ha sido analizado de modo más apropiado y minucioso a cargo de la crítica literaria Anna Caballé, para quien Mi vida con Alberti, según los titulares dados al contenido, es una denuncia de los juicios infamantes y las acusaciones que recibió la autora sobre una una supuesta malversación del patrimonio de Rafael Alberti. Es Caballé mucho más explícita en su crítica que la propia María Asunción en su libro a la hora de exponer la labor de acoso y difamación contra ella, que también conoció una versión literaria en género de novela, Impares, fila 13, escrita por García Montero y Benítez Reyes, cuyo contenido desmenuza con párrafos literales Caballé en su artículo

Quizá la autora Mi vida con Alberti ha preferido dejar pasar el tiempo, más de veinte años desde la muerte del autor de Recuerdos de lo vivo lejano,m para no mojar en exceso la pluma en hiel y eludir en lo posible cualquier asomo de resentimiento a posteriori, algo que sin duda es de agradecer, habida cuenta que esos episodios dan una muy mala imagen de las interioridades de la vida cultural española y no son por desgracia, infrecuentes, y si no que se lo pregunten a Susana Rivera, viuda del poeta Ángel González, el poeta que se quedó sin fundación en su Oviedo natal.

Es posible incluso que María Asunción Mateo no pensara escribir este libro y que tomara la decisión, tal como cuenta al inicio, cuando un día de verano de 2021, revisando viejos papeles, encontró una nota manuscrita del poeta gaditano en la que la insta a contar su convivencia a lo largo, nota que la propia autora aporta como documento para justificar que se pusiera a la tarea. 

No me parece, como se ha dicho, que el resultado sea el de un ajuste de cuentas, habida cuenta que lo que prima en el libro es lo que para su protagonista fue un tiempo de vida en común digno de memoria y que también nos da algunas claves de la personalidad de Rafael Alberti. Pero ya sabemos que con titulares como los de El País y otros a su imagen y semejanza las editoriales (en este caso Almuzara) venden más libros.

Luego de trece años de ausencia, lo importante ahora es que la Fundación Rafael Alberti, en El Puerto de Santa María, recobre con el retorno de Mateo toda la trascendencia cultural que merecen el respeto y admiración a la vida y obra del poeta andaluz. Ese debe ser su fundamento. Como lo debería ser el de una Fundación Ángel González en Oviedo.

DdA, XIX/5.525

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