Aunque el cartel de la película deja bastante que desear, por más que me recuerde un barrio proletario de Mieres con el que este Lazarillo tuvo contacto en su niñez, mi estimado Paco Faraldo le echa unas cuantas flores al film de Maxi Rodríguez que se ha estrenado este mismo mes en las salas de cine. Confiemos en su buen criterio cinematográfico hasta en tanto lleguemos a ver la película. Se nos asegura en la reseña que el trabajo actoral es bueno y la dirección competente.
Paco Faraldo
Humor, sarcasmo, parodia, pero también tragedia, una película que puede acogerse al género de la tragicomedia. La protagoniza un perdedor que regresa a un mundo que ya no existe (su pasado) viniendo de otro que le rechaza (su fracaso). Y podemos quedarnos y reírnos con los toques costumbristas que nos resultan tan cercanos, pero aquí hay mucho más.
Esta es una historia patética que suena tan real como los escenarios donde se desarrolla y que están todavía ahí para quien quiera verlos. También existe la fauna que puebla la película ya que cada uno de sus personajes es perfectamente familiar para quien conozca los recovecos geográficos tiznados de carbón y recuerdos de la cuenca minera asturiana: una fauna de supervivientes que al percibir la marca del fracaso en quien fue uno de los suyos, lo rechaza y lo trata como a un extraño. Así que risas, pocas, salvo las que surgen de la eficacia de un guion que, una vez más se vale de las finísimas antenas de Maxi Rodríguez para urdir un relato que se nutre del mismo caldo de cultivo en que surge “¿Cómo ye lo nuestro?”, un tratado imprescindible si pretendemos conocer la filosofía que produce los estilos de vida de la sociedad asturiana realmente existente.
Gran trabajo de los actores y una dirección competente para demostrar que se puede hacer buen cine de Payares hacia arriba. La película es de esas que nos hacen reflexionar al día siguiente, aunque corriendo el riesgo de acabar algo jodidos.
DdA, XIX/5.506
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