Lazarillo
Todavía me siento impresionado por el Imprescindibles de La Uno dedicado a Blanca Portillo. ¡Cuánto amor al teatro y a la interpretación en general exhala esta mujer! El reportaje televisivo ha servido sobre todo para eso. A lo largo de su carrera, que aún nos reserva muy gratas muestras de su talento, hemos podido visionar ayer fugaces flashes de sus trabajos escénicos y algunos otros ante las cámaras. Tan intensos han sido, preferentemente los teatrales, que hemos quedado muy conmovidos por la entrega y capacidad interpretativa de una de las más sobresalientes actrices españolas de los últimos treinta años. Distante queda aquel día de verano en que Blanca Portillo actuó en Gijón con la compañía Zascandil, de la que también formó parte Andrés Lima, uno de nuestros mejores directores teatrales, en una representación de El mal de la juventud, de Ferdinand Bruckner, una obra que el mismo Lima dirigiría en 2010. Tuve ocasión entonces de conocer a Blanca Portillo, que con la misma compañía de teatro independiente realizaría poco después una gira por Estados Unidos, México y Cuba, durante la cual también coincidió con este Lazarillo en este último país. Fue en La Habana donde nos encontramos asimismo con el dramaturgo y profesor de Arte Dramático Juan Antonio Hormigón, otro de nuestros inolvidables hombres de teatro, que me parece tuvo la perspicacia de ser uno de los primeros en atisbar la pujanza y dotes para la escena de su exalumna. Ahí está Blanca Portillo, entregada en vida y obra al teatro como razón de ser.
DdA, XIX/5.506
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