Merche Toraño
El 8 de noviembre de 2018, la comisión filatélica del Estado aprobó la emisión de un sello dedicado a la mujer telegrafista con la imagen de Consuelo Álvarez Pool.
De madre inglesa, descendiente de una familia de Stadfford, de las que habían venido para la exploración de las minas de Riotinto y Trubia en los años cincuenta de 1800, y de padre procedente de La Bañeza, Consuelo Álvarez Pool, nacía en Barcelona el 24 de julio de 1867. Precisamente su padre, un hombre de ideas liberales, que fue maestro, funcionario y director de escuela, trabajos que le llevaron a su familia vivir en diferentes lugares, no quiso educar a su hija para llegar al matrimonio sino para ser una mujer libre, y Consuelo heredó su interés por la importancia de la igualdad en la educación de niñas y niños para formar personas libres. Tal vez por eso la niña sintió desde muy joven la necesidad de independencia, esa necesidad que tienen las almas libres. Y como era inteligente, sabía que eso solo iba a lograrlo con la emancipación económica por lo que a los dieciocho años se presentó a unas pruebas para auxiliar de telégrafos (1885) y aunque las aprobó, no sería hasta 1908, trece años después (tiempo que tuvo para casarse, tener hijos y separarse) le adjudicarían una plaza como auxiliar femenina en Madrid. En esas fechas Consuelo residía en Trubia, su padre había muerto y su madre con escasos recursos económicos le concierta un matrimonio con un tal Bernardo Azcárate Aristegui, que era delineante y mecánico en la fábrica de armas de ese mismo lugar y que, al igual que la familia de Consuelo era de ideas liberales. Se casaron en 1888 cuando la chica tenía 21 años y de este matrimonio nacieron cuatro hijos de los que sobrevivieron dos: Laureano y Esther.
Una vez casada se instaló con su marido en las viviendas de la fábrica. Fue en Trubia, al vivir la realidad industrial y obrera donde Consuelo empezó a darse cuenta de la existencia de clases. Allí se percató de la gran diferencia existente entre militares y obreros y esto no le gustaba. Además lo pasaba muy mal cuando se probaban los cañones, no solo por el estruendo que se producía, que molestaba muchísimo, sino por el dolor que sentía al pensar en alguna desgracia personal que a veces ocurría en esos ensayos.
Nunca llegó a amar a su marido y su matrimonio llegó a un punto en el que Consuelo pensó que esa unión no podía seguir funcionando y decidió una separación al considerar que era más honesto alejarse de un marido al que no quería, y agravada la situación por todas esas cosas que la mujer no podía soportar, cogió a sus niños y se fue a vivir a Oviedo. Ni contar quiero el escándalo que eso supuso en el pueblo. Dijeron de ella de todo, como era lo normal en esas épocas en que la mujer tenía que aguantar el tipo, ocurriese lo que ocurriese.
Una vez en la capital de Asturias, sin su marido y tal vez con más tranquilidad de espíritu de la que podía tener en aquella fábrica con ruidos, con sobresaltos, con un marido que le había sido buscado por su madre y con el que, tal vez, el espíritu libre de Consuelo no encajara (esto es una conjetura propia que me tomo la licencia de verbalizar), pero lo que sí es seguro y probado, es que en esta nueva situación Consuelo empezó en eso del periodismo y en 1902 y parte de 1903 , año en que terminaría marchando a Madrid, escribió el El Progreso, que era un periódico de Oviedo. Empezó publicando poesía y ensayo. que era como comenzaban todas las mujeres desde el siglo XVII. para pasar más tarde a escribir artículos que en su caso eran de corte progresista, Tuvo que soportar las ofensas que correspondían en esa época por el hecho de ser mujer. Un crítico le sugirió que se "ocupara de su hogar en vez de rendir culto a las musas". A lo que ella respondió: "Una vez cumplido ese deber, me sobra tiempo para emborronar cuartillas. Tampoco sabía yo que la literatura es antifemenina ¡Mire usted lo que son las cosas!
Se marcha a Madrid en 1903 y al año siguiente empieza a colaborar con El País, que era un periódico republicano en el que escribió durante quince años consecutivos, Su primer artículo aparecía el 5 de septiembre de 1904, se titulaba Las tinieblas y lo firmaba con el seudónimo de Violeta que ya utilizaría para siempre como firma periodística. Unos meses más tarde ya era redactora y escribía en la primera página. Conoció a muchas plumas importantes que colaboraban con el periódico como Galdós Valle Inclán, Pío Baroja, Los hermanos Machado, Azorín y otros muchos. (Me divierte en el estudio de los personajes de una época descubrir como se produce una especie de espiral en cuyo centro terminan encontrándose todos).
Escribió Consuelo artículos de todo tipo pero especialmente de contenido político y social. Sobre igualdad entre hombre y mujer, sobre malos tratos en las mujeres, el divorcio, la educación integral para niños y niñas, los desahucios, etc. A propósito de la igualdad publicaba hacia 1907 en El País:
"Si los pueblos quieren alcanzar el calificativo de demócratas, han de ser justos pues sobre la base de la justicia se edifica el gran templo de las virtudes nacionales. LLamarse demócratas y negar a la mujer los derechos políticos masculinos, es burlarse de los principios de la fraternidad y equidad que son elementos fundamentales en las sociedades que pretenden pasar por defensoras de la libertad y el progreso"
Fue una mujer con una tremenda claridad de ideas. Escribió sobre temas políticos y sociales y entendía el periodismo, según su biógrafa, no solo como labor de dar a conocer los sucesos que ocurrían sino también con un fin instructivo, moralizador y revolucionario, y una de sus más fuertes prioridades era la educación para todos. Fue una de las primeras periodistas que perteneció a la Asociación de Prensa, compaginó su oficio de telegrafista con la colaboración en varios periódicos como El Progreso, de Asturias, El País, La Conciencia Libre, La Vida Socialista, El Telegrafista Español y fue la jefa de prensa de telégrafos y fundadora de la asociación Amigos de los ciegos. Participó en ciclos de conferencias y ejerció como profesora de gramática francesa y española, entre otras actividades. En 1918 el abogado y diputado republicano Eduardo Barrionuevo presentó una proposición de Ley para establecer el divorcio en España y Violeta que pensaba que el divorcio era uno de los problemas fundamentales de la regeneración del país, escribió un artículo titulado "Sobre el divorcio" en el que comenta que el divorcio sería la solución nacional de los conflictos que surgían en el matrimonio:
"... Los matadores de las mujeres serían considerados como delincuentes y no como vengadores de su honor. Las situaciones irresistibles tendrían una lógica solución y, tanto el hombre como la mujer no se verían obligados a sufrir eternamente las consecuencias de una lamentable equivocación. Los hijos no presenciarían espectáculos inmorales y vivirían en un ambiente más puro que el existente en los hogares donde el odio se fomenta y la tragedia se presiente".
En España en 1923 triunfa la dictadura del general Primo de Rivera y en esa época Violeta simpatiza con las asociaciones de mujeres españolas cuyos objetivos eran el voto femenino. la igualdad laboral y salarial con el hombre y la ley del divorcio.
En 1924 empezó a emitir EAJ 1 Radio Barcelona "E" por España "AJ" porque designa a las estaciones de telegrafía sin hilos y "1" por ser la primera, que luego emitiría paralelamente con Radio Ibérica EAJ 6 (sexta en obtener la licencia). A Radio Ibérica la siguió Radio España y ahí fue donde se estrenó Violeta para las ondas hablando sobre la mujer del futuro y sobre literatura. Su espacio se titulaba "Lo que deben leer las mujeres".
Con el triunfo franquista y al pertenecer ella al bando opuesto, tuvo que pasar algunos años escondida, aún así, debido a su implicación política, fue condenada a doce años de cárcel, pero en esos momentos tenía ella 77 y una salud deteriorada, gracias a lo cual dejaron su pena en libertad condicional. Difícil etapa en la que tuvo la suerte de estar acompañada de sus hijos y nietos.
Representa Consuelo Álvarez Pool , "Violeta", una de esas pioneras en la lucha por los derechos de la mujer. Y una cosa que siempre tuvo muy clara fue el olvido y desagradecimiento de los políticos y de la sociedad misma hacia aquellas personas que siendo pioneras abandonaron su zona de confort y una posición cómoda en la sociedad en pro de la defensa de los demás. A propósito de eso ya había escrito en El País en 1910: "La política adolece de grandes defectos: uno de los mayores es olvidar el sacrificio de los primeros que se levantan para defender una causa cuando el ambiente les es hostil y no han de recoger, como a mi me sucede, más que espinas y ofensas."
Murió en Madrid en 1959 a los 91 años sin ver restablecida la democracia ni los derechos de la mujer por los que había luchado toda su vida.
Imagen: sello con la figura de Consuelo A, P, "Violeta"
EDAD DE NIEBLA Dda, XIX/5.469
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