viernes, 15 de septiembre de 2023

EL ODIO, LA XENOFOBIA Y EL RACISMO DEBEN SER DENUNCIADOS SIEMPRE


Dos niñas en Marraquech, junio de 2023

Leticia Gondi

No me une a cualquier ciudadano español más lazo, consanguinidad, contrato, pacto o juramento que el que me une a cualquier otro habitante del planeta. Planeta, dicho sea de paso, del que no conozco más frontera que aquellas que acordaron en Berlín, como quien traza porciones de un pastel de cumpleaños, poco más de una docena de señores grises con monóculo y mostachos afilados.
Es decir, vivo aquí porque nací aquí y no soy trashumante; de haberlo sido, trashumante digo, no habría concertina suficientemente alta que me hiciese desistir de atravesar unas tierras que considero mías.
Cualquier español puede hacerme más daño o más bien que cualquier sirio, dominicano o somalí. No veo inconveniente en que parte de mis impuestos se vayan a la boca de un niño de otro país, o al menos, no veo que un niño nacido dentro de uno de esos trozos del pastel que aquellos hombres dibujaron para bautizarlo «equis», merezca menos mi ayuda solo porque en vez de llamarse Antonio se llama Muhammad o Bashir.
Así que quien pretenda convencerme de que mi dinero tiene como prioridad atender a una boca hambrienta antes que a otra, máxime si sobre la segunda llueven bombas enemigas arrojadas precisamente por aquellos hombres grises autoproclamados dueños de todo territorio y sus secuaces, pierde el tiempo conmigo.
Comparto una lengua que otros [celtas, visigodos, romanos, musulmanes] establecieron en esta península, comparto una realidad política, social y cultural, todo ello efímero, como el propio hombre, como la propia mujer. Solo hay algo que no caduca con el paso de las eras, ajeno a firmas, guerras, tratados, convenios; nuestro genoma. Y a saber, blanco, judío, negro, moro o cristiano, todos somos humanos.
Aprovecho para animar a mis amigos y familiares a que denuncien, como yo ya he hecho (y creedme, es efectivo), cualquier publicación que incite al odio, la xenofobia y el racismo. Creo que los acontecimientos acaecidos tras la denominada crisis siria, están acarreando un tufillo, llamémosle brote psicótico-patriótico-racista, o al menos eso palpo en las RRSS, y ya sabemos con qué facilidad se propagan estos virus.
Escribí lo anterior en septiembre de 2015, aunque tristemente compruebo que es aplicable a cualquier otro año, a cualquier otra catástrofe bélica o medioambiental de cualquier otro lugar.
DdA, XIX/5.445

No hay comentarios:

Publicar un comentario