martes, 8 de agosto de 2023

LIMPIEZA DE FACHADA DE LA "CASA BLANCA" DE GIJÓN, QUE SIGUE SIN MEMORIA HISTÓRICA


 

Félix Población

Mediante sus puntuales apuntaciones gráficas, mi estimado amigo Goti del Sol pone en conocimiento a través de FB que la fachada de la llamada Casa Blanca, situada en la que fue Plaza del Generalísmo  de Gijón y hoy lleva el nombre oficial del Plaza del Instituto Jovellanos, está experimentado una operación de limpieza que de seguro dará más prestancia a la Plaza del Parchís, nombre popular de uno de los recintos urbanos con más personalidad y mejor memoria de aquella villa. 

Obra de los arquitectos Manuel y Juan Manuel del Busto, representativa del llamado estilo racionalista, ha logrado sobrevivir a los no pocas atrocidades urbanísticas cometidas con otros edificios históricos de la ciudad. Bien lo sabe la gente de mi generación que creció asistiendo a esos derribos a lo largo de los años sesenta y siguientes, como si hubiera un empeño en arrasar el patrimonio arquitectónico más característico de principios del pasado siglo.  

Según Manuel Antonio, los pisos de la Casa Blanca constan de dos habitaciones y salón con vistas a la plaza, más cinco habitaciones, dos baños, cocina y comedor con ventanas hacia tres patios interiores, un central grande y dos laterales más pequeños. Todo un lujo con casi un siglo de historia, pues el edificio data de los primeros años treinta y fue efímera sede entre los meses de agosto y octubre de 1937 del llamado Consejo Soberano de Asturias y León, el organismo desde el que se libró a la desesperada la última resistencia republicana del frente norte  durante la guerra y de la que quedó constancia en la muy cruenta batalla del Mazucu.  

Sólo por esa circunstancia y haber librado Asturias esa lucha contra los aviones alemanes de la Legión Cóndor que bombardearon repetidamente Gijón, hasta la víspera misma de su ocupación por las tropas sublevadas, merecería que en la Casa Blanca se hiciera constar esa referencia histórica a la defensa de la democracia. En cualquier otra ciudad europea, de las que conocieron la invasión nazi, esa lápida recordativa no sería una deuda como en la villa asturiana, sobre todo después de varios gobiernos municipales socialistas.

Lo seguirá siendo ahora, luego de que la ciudadanía haya decidido que la derecha extrema, contraria a la memoria democrática, gobierne en Gijón y haya tenido como prioridad recuperar con suma urgencia retrógrada la tauromaquia y despreciar la lengua que hablaban nuestros mayores. 

       DdA, XIX/5.413       

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