martes, 4 de julio de 2023

UN DIAGNÓSTICO POSIBLE SOBRE EL MULTITUDINARIO TURISMO DE MAR Y PLAYA

 


Félix Población

Durante los meses caniculares de julio y agosto, preferentemente, millones de vehículos trasladan desde sus residencias habituales a millones de personas hacia el extenso litoral del país, según se nos informa a través de los medios de comunicación. 

Es perceptible, incluso, en algunas de las crónicas que ofrecen los corresponsales este verano en los tediosos telediarios, una enfatización manifiesta al hacer constancia del elevado número de vuelos que se registran en los aeropuertos, haciendo hincapié en la recuperación turística experimentada por nuestro país después de la pandemia. 

Muchas de esas familias que recurren al llamado turismo de mar y  playa, sin embargo, se van a encontrar en sus lugares de destino vacacional con imágenes como las que ilustra este comentario, sin que personalmente me quepa en la cabeza discernir el placer que puede ocasionar en el gentío compartir un arenal costero tal como se muestra en la fotografía. Me gustaría conocer la opinión de los sociólogos o psicólogos al respecto porque en ninguna etapa de mi existencia, ni en la más juvenil ni en la más madura, soporté ese ambiente masificado de playa cuyo único objetivo es dorar la carnes y refrescarlas a intervalos en las olas. 

Dado que la historia de este tipo de turismo masivo no es muy vieja, me pregunto si en algún momento del porvenir el personal se hartará de hacer de sardinilla en lata en nuestro dorado litoral o si algo acabará con ese tipo de ocio. Debo aclarar que nunca le vi mucho futuro a esta costumbre, sobre todo si se tienen en cuenta las consecuencias del incuestionable cambio climático. 

Como es sabido, este fenómeno, aparte de provocar un ascenso en el nivel de los mares y océanos, también está incrementando la temperatura marina, hasta el punto de que en el Mediterráneo occidental se registraron cuatro y cinco grados más de lo normal el pasado año, según alertó el  Servicio de Vigilancia del Medio Marino de Copernicus. En 2022 se superaron los 28 grados frente a los 25 del año anterior. 

Podría darse el caso de que las urticantes medusas, también llamadas malaguas, muy a su gusto de frecuentar estos previsibles caldos marinos, acabaran desalojando con su presencia masiva este turismo multitudinario de mar y playa.

     DdA, XIX/5.384     

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