jueves, 20 de julio de 2023

DEBATE A TRES: IGUAL FEIJÓO LAMENTA SU CORTEDAD, CANGUELO O VERGÜENZA



Félix Población

No veremos un debate político como el de ayer, antes de unas elecciones generales, en ninguno de los países de nuestro entorno. ¿Dónde se ha visto que el líder de la oposición y principal adversario de quien aspira a presidir el gobierno del país una legislatura más esté ausente por decisión propia de ese debate? 

Pedro Sánchez, manifiestamente mejorado del debate a dos que tuvo la semana anterior con el ausente, tuvo ayer la feliz idea de explicar por qué Núñez Feijóo no fue al plató de la televisión pública. Sánchez dijo que no lo hizo por la vergüenza que sentía de hacerlo con el partido que es su socio actualmente en algunas comunidades autónomas y ayuntamientos, y que también lo será si el Partido Popular lo necesita después de los comicios del domingo que viene.

Si Feijóo hubiera estado presente ayer junto a su socio Abascal, posiblemente se habría dado similar coincidencia de criterios por la derecha extrema que la que mantuvieron Sánchez y Díaz por el centro-izquierda, y eso puede que lo haya estimado el candidato del Partido Popular contraproducente. Él a lo que aspira, según titula hoy el diario ABC su entrevista con don Alberto, es a refundar un partido amplio de centro-derecha. Por eso no ha querido coincidir con Abascal en la televisión pública, aunque haga su partido, allí donde gobierna con Vox, todo tipo de concesiones a las políticas de extrema derecha.

Es una suerte que por su deficiente oratoria y cortedad de argumentos falsarios el candidato de la extrema derecha no haya aprovechado ayer la ausencia de su socio para sacar provecho del debate. No creo que su partido  haya ganado votos por lo tanto, antes bien al contrario. Creo que el resultado final favorece al centro-izquierda claramente, aunque no vayamos a poder advertirlo ya en las encuestas. 

Y también pienso que Feijóo puede lamentar no haber dado la cara, porque además de notársele amilanamiento, cortedad o canguelo, y también vergüenza, ha quedado en evidencia como líder conservador ante Europa, donde algo así es inverosímil. 

     DdA, XIX/5.399     

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