Echa de menos este Lazarillo en el breve artículo de Pedro de Silva alguna mínima alusión a la responsabilidad que le cabe a un porcentaje de conciudadanos, por pequeño que sea -según pudimos observar en el mitin de Abascal recientemente en Gijón- en que un partido de extrema derecha esté representado en el gobierno municipal de esa villa y tenga, como acabamos de ver, su influencia. Una educación democrática como la que este país no ha sabido darse en estos cuarenta años, hubiera evitado posiblemente el renacimiento electoral de partidos retrógrados como Vox, criados a imagen y semejanza del régimen que durante cuatro décadas amordazó la cultura y la libertad en España. No son babayos, Pedro. Saben muy bien lo que hacen y a quienes se deben, como lo supieron sus predecesores. El calificativo es otro.
DdA, XIX/5.382
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