miércoles, 7 de junio de 2023

"NO OIGO TU PALPITAR", UN LIBRO REPARADOR DE LA MEMORIA RURAL


Félix Población

Al poco de empezar a leer este libro, asistí en la villa de Boñar a la presentación de otro, este de carácter periodístico (“La voz de los desterrados”, sobre una aldea sumergida de Los Cameros), en el que se hace una crónica con el testimonio de quienes tuvieron que abandonar sus hogares por la construcción de un pantano en esa comarca riojana, al igual que lo hicieron los lugareños de los pueblos sepultados bajo las aguas del embalse leonés del Porma en los años sesenta.

En esa presentación, hace un par de meses, se contó también con la versión directa de quienes vivieron esas circunstancias en su niñez o mocedad, con todo el bagaje emocional que aquel desarraigo supuso para la mayoría. A todos ellos les recomendaría el libro “No oigo tu palpitar”, de Miguel Ángel Sánchez Rafael (Ed. Villa de Indianos). Se trata de un entrañable y en ocasiones conmovedor homenaje de quien lo cuenta, un biólogo en paro, a su abuela y abuelo, arraigados en este caso en un pueblo extremeño. También allí se vivió y se vive la diáspora de la migración y el aislamiento de los núcleos rurales, sin que apenas lo haya alterado el tránsito de un régimen dictatorial a otro democrático.

Tal como cuenta Gabriel, el nieto de Estanislao Olivera y Manuel Rodríguez, tratando de diseñar un porvenir en su propia tierra, él se ve en la misma tesitura que se vio su abuelo, sin atisbar un futuro que no sea el de traspasar la línea del horizonte. La emigración sigue siendo una constante en ese lugar, como en todos aquellos otros de la llamada España vaciada, mucho tiempo después.

Gabriel estaría dispuesto a trabajar en la tierra de sus mayores, aunque no fuera en un empleo acorde con su formación académica. Lo haría para poder al menos defender in situ esa tierra y pelear mejor por sus intereses, tratando de resolver los problemas de sus habitantes uniéndose a ellos, sin mendigar migajas: “Tan solo ruego -escribe Gabriel- que, por lo menos, no la sigan despojando de recursos que ayuden a corregir las carencias de las que adolece. Y cuando digo despojar de recursos me refiero al más preciado de todos ellos, que es su gente, sin la cual difícilmente puede enmendarse nada”.

Gustará este libro a quienes vivieron la diáspora de los grandes embalses leoneses. Encontrarán en sus páginas momentos para emocionarse con el recuerdo y las vivencias de sus mayores. El autor lo escribió para salvar del olvido la memoria de sus abuelos y lo que ha conseguido con ello, como siempre que la literatura acierta en fondo y forma, es rescatar la de muchos otros abuelos de esa misma generación que vivieron las penalidades de la posguerra en similares y muy precarias circunstancias. 

     DdA, XIX/5.365     

1 comentario:

Villa de Indianos dijo...

¡Gracias por esta preciosa reseña!

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