Félix Población
La guerra en la piel de dos
hermanos, El ejército en el primer tercio del siglo XX a través
del capitán Manuel Fernández Fecho, Historia y recuerdo del capitán Juan
Rodríguez Lozano, La represión religiosa en la piel de fray Cándido Rial
Moreira, La movilización de la Guardia de Hierro rumana y la Columna
Connoly irlandesa, La construcción del mito de las Marianas Pineda y el
caso de Amada García, Antonia Portero Soriano, miliciana y comisaria
política, Maricas y afeminados, La experiencia bélica de la
Quinta del Biberón y Presas de una sociedad civil rota (María Gómez y
Urania Mella).
Este es el índice de lectura
de un libro muy estimable entre los libros de historia. Después de cuarenta
años de democracia, Los nadies de la Guerra de España se asoman a esta obra del
mismo título (ed. Akal) de Francisco J. Leira Castiñeira, que se ha presentado
en el Instituto Leonés de Cultura estos días. Se trata de un meticuloso trabajo
de documentación en el que el autor ha tenido que lidiar con muchas
limitaciones al pretender reconstruir las vidas de quienes, en palabras del
escritor Eduardo Galeano, no tienen nombre sino número.
Según comenta Leira en la
introducción, estamos ante "un libro de stories de diversas personas que se han
transformado en History, para así hacer partícipe al lector de una mirada al
espejo del pasado, tratando de explicar aspectos que afectaron de algún modo a
cada uno de los protagonistas". Esto es importante en la medida en que la Guerra
de España terminó, pero continúa presente en la memoria colectiva y nos influye
en la forma en que nos constituimos como sociedad.
El objetivo del autor se
concreta en este párrafo a la hora de resumir su libro: "Solo quiero que
esos nadies, que valen menos que las bala que los mató, tengan unas líneas en
las que sus herederos, que somos todos, podamos vernos reflejados, con todas
nuestras miserias y también con todas nuestras virtudes". Su pretensión es
que eso nos sirva para proyectar un futuro en democracia en el que no tenga
cabida ningún tipo de ideología que no defienda los derechos humanos.
Lo que más he echado de menos
en el excelente libro de Francisco Leira, en relación con esos derechos
humanos, es que los más nadies de la Guerra de España se quedaran fuera de esta
obra. Hoy están de actualidad porque sus restos empiezan a ser exhumados del
Valle de Cuelgamuros después de muchos años de desesperante espera para los familiares que luchan por su recuperación
Son los más nadies de todos
aquellos miles de nadies porque, además de ser ejecutados por defender defender el régimen democrático legalmente constituido, se pretendió enterrar su memoria en fosas y cunetas primero, para después secuestrar sus restos mortales al Valle de Cuelgamuros sin el permiso de sus familiares, sin que hasta nuestros días haya sido posible su exhumación, a falta de lo que pueda ocurrir con un posible gobierno de coalición con la extrema derecha.
Es previsible, tal como señala en su artículo (Cuelgamuros, un pasado que no pasa) Fernando Hernández Sánchez, que el lugar que ha sido durante tanto tiempo una tumba indeseable pueda quedar al albur de los que en un futuro pueda decidir una coalición de nostálgicos discretos y de admiradores entusiastas del franquismo. Si el debate intelectual en Francia sobre el régimen de Vichy es síntoma de un pasado que no pasa -agrega el articulista-, Cuelgamuros es la plasmación en granito de Guadarrama de eso mismo, pero con efectos políticos. Cabe esperar poco de ese lugar como escenario de una memoria compartida a la vista de ese oscuro y oscurantista porvenir previsible.
DdA, XIX/5.373
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