José Ignacio Fernández del Castro
Pongamos una alcaldesa un poco huraña y desabrida que a lo largo de su carrera política, en diversos cargos institucionales (nunca renovados), ha demostrado, más por activa que por pasiva, poca capacidad de comunicación (pese a ser profesora de Lengua Española y Literatura), acaso por una nula voluntad de escucha, en la seguridad permanente de estar en posesión de las últimas verdades sobre cuanto “hay que hacer”… Pongamos que, presuntamente socialista y feminista, se sabe incapaz de acordar con una mayoría probablemente afín de concejales para dar estabilidad a su gobierno municipal… Pongamos que, por ello y para garantizar cierto apoyo, decide dejar a un concejal, presuntamente a su izquierda (de aún más larga trayectoria en cargos partidarios e institucionales, y volcado en la inercia de una cómoda jubilación), las manos libres para jugar a capricho con el medio ambiente y la movilidad urbana… El resultado más probable es que se traten de imponer sus criterios (ocurrencias presentadas como esas verdades absolutas) sin escuchar a nadie (léase sin contemplar las expectativas, condiciones vitales y consiguientes alegaciones de la ciudadanía afectada)… ¿Resultado probable?: construcción de cauces controlados de supuesta participación ciudadana ajenos a cualquier verdadero diálogo, pérdida sorprendente de algunas votaciones en los plenos, silencio ante las alegaciones formales de grupos ciudadanos organizados, continuos fallos contrarios a sus acciones en los tribunales ante las reclamaciones vecinales o de instituciones afectadas, deterioro máximo de la imagen de la izquierda como gestora en el ámbito municipal (no partidario e incluso partidario)… Y, claro, total incapacidad de autocrítica cuando, apartada la alcaldesa de los comicios por la propia militancia local (mostrando, como lo había hecho en la elección del Secretario Local de la Agrupación Socialista, una división interna nada saludable), ésta se lavaba las manos con respecto a los mediocres resultados, dejando a los pies de los caballos a un candidato independiente tan respetado por su larga y fructífera labor social en la ciudad (fundador e impulsor de Proyecto Hombre), como falto de verdadero nervio político proyectable en una idea de ciudad reconocible e ilusionante…
Y es que, en realidad, todo resultado electoral es un síntoma de algo: en este caso, del hartazgo ciudadano ante la displicente gestión y nula capacidad de comunicación y diálogo del gobierno municipal PSOE-IU anterior, a la que se suma la división interna socialista y el caos de un Podemos declinante (cuyo espacio sólo pudo aprovechar parcialmente Convocatoria por Gijón)… Así que, en estos momentos, la derecha está en condiciones de apuntalar la vuelta de Carmen Moriyón a la Alcaldía, responsable personal de un crecimiento del voto que, mientras en otras plazas Foro, su partido, seguía su paulatina mengua, la ha situado muy cerca de “Floro” el candidato más votado… Ello supondrá que, en la investidura sabatina del 17 de junio, el Partido Popular se incorpore por primera vez en la historia democrática al gobierno local y que al menos uno de los dos concejales de Vox apoye positivamente su candidatura para llegar a los catorce votos de la mayoría absoluta (de lo contrario, gobernaría quien encabeza la lista más votada, en este caso José Manuel Flórez del PSOE)… Pronto saldremos de dudas, pero pocas cabe albergar de que lo logrará, dado que si por algo se han caracterizado sus años de alcaldesa, ha sido por cierto buen talante manifiesto en que, aunque se deshacían algunas cosas (sobre todo en el ámbito sociocultural, como el Festival de Cine o la llegada puntual de dinero a asociaciones como Mar de Niebla o Abierto Hasta el Amanecer), se procuraba no hacer nada que resultase demasiado caro o molestase a algún colectivo significativo, manteniendo incluso un escrupuloso respeto y voluntad permanente de acuerdo con la representación del funcionariado y personal laboral del Ayuntamiento (salvo el berrinche con destitución inmediata de la Secretaria Municipal Dora Alonso, por negarse a saltarse sus obligaciones legales en un pleno)... El problema ahora es que, frente a aquella situación en la que gobernó como fuerza con mayor representación en minoría, sin incorporar al PP y con un relativo entendimiento con Podemos, llegará ahora inevitablemente con “mochilas de la derecha tradicional”, cargadas con los intereses que le son propios, aparte de tener que afrontar algunas promesas poco realistas y lúcidas de campaña, como la del absurdo, problemático y oneroso soterramiento completo de viales en el Muro de San Lorenzo…
Es, pues, Gijón una ciudad a la expectativa… Y, seguramente, como casi siempre, el poder hará un “sostenella y no enmendalla” con sus propios absurdos… Para entorpecer nuestra consciencia y aniquilar la razón (Saramago dixit). De momento, los “juegos del medio ambiente y la movilidad urbana” se despiden de esta corporación exhibiendo un informe de Parques y Jardines donde se dice que es «arbolado en mal estado fitosanitario al final de su vida útil» el de Pablo Iglesias… Y se concluye la necesidad de talarlo para su sustitución por uno nuevo de hoja caduca.
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