viernes, 7 de abril de 2023

IGLESIAS/DÍAZ: EL FACTOR HUMANO



Alejandro Álvarez
En la novela de Graham Green los factores ideológicos (o económicos) quedan relegados a un segundo plano en la explicación de la conducta del protagonista, sobrepasados por el factor humano, el amor a su mujer. Los "factores humanos" suelen tener una consideración menor que los ideológicos o económicos en las decisiones políticas. Y, normalmente, suele ser cierto que cuentan menos. Pero en ocasiones, solo en ocasiones, pueden ser esenciales para explicar las conductas humanas y la toma de decisiones políticas, sobre todo cuando esa toma de posición busca el contraste o la autoafirmación frente a quien está más cercano y del que pretendes diferenciarte. Viene esto a cuento del divorcio político que parece haberse producido de forma irremediable entre dos líderes que hace nada estaban tan cercanos y hoy los vemos tan distantes: Yolanda Díaz y Pablo Iglesias. Aquella llega al ministerio de Trabajo exclusivamente de la mano de Iglesias y Podemos. En ese momento Yolanda Díaz ha abandonado IU y mantiene la militancia en el PCE por fidelidad paterna, pero sin vida política activa en el partido. Su cercanía y simpatía política en 2019 está ligada a Iglesias y Podemos, un partido claramente enfrentado a Más Madrid y en colision con Compromís. En 2021 Iglesias deja el Gobierno del Estado y la dirección efectiva del espacio político de Unidas Podemos y plantea que Yolanda ("si ella acepta y la militancia lo decide") podría ser quien coordinase el espacio de UP, ocupando la vicepresidencia, y optase a la presidencia del gobierno representando ese mismo espacio. Fue hace solo dos años. En ese momento el feeling político entre Iglesias-Yolanda era total o, al menos, intenso. Entonces lo medios, la mayoría, se lanzaron en tromba al cuello de Yolanda Díaz, tildándola de muleta de Iglesias, la "designada" a dedo por el dedo de dios, la carente de espacio y perfil propio, la subalterna. La repetición inmisericorde y machacona por parte de gran parte de la prensa de ese baldón tuvo que dejar una huella pesada en el ánimo de Yolanda Díaz: ser o no ser, he ahí la cuestión. A nadie le gusta que lo señalen como la muleta de nadie. Nadie quiere verse o que lo vean como el correveidile de otro. Ante ello, solo queda negarse a aceptar la propuesta que se le hace o distinguirse del mentor, buscando espacio diferenciado. Por lo dicho por ella, la primera opción, no aceptar la oferta, fue considerada. Es comprensible. La segunda, matar al padre, es problemática porque el mentor, aunque se ha ido, tiene una pléyade de seguidores que no van a admitir la "traición" (no importa si es real o solo percibida como tal). Pero admite la propuesta y desde entonces la búsqueda de la diferenciación se convierte en imprescindible si se acepta el marco que te ha dibujado la prensa "canalla": o te enfrentas a tu mentor o eres una simple muleta de él. Esta disyuntiva, ese marco estrecho y estrangulante no es la única opción pero aceptarlo implica asumir que lo más conveniente, al menos coyunturalmente, es matar al padre y buscar un espacio propio (factor humano) por encima de otras consideraciones políticas, como la coherencia, la unidad o la suma. Eso explica la alianza contra natura con Errejón o Compromís dejando fuera a la fuerza política que removió el sistema, te puso de ministra, concitó los odios del poder económico y sus instrumentos, y recogió el descontento frente al status quo. Sumarlo todo tiene sentido, es necesario, es conveniente, pero dejar fuera a la parte más importante resulta incongruente, carente de lógica política. Quizás por eso muchas personas se preguntan por qué Yolanda inició su andadura con un acto en Valencia que dejaba fuera a propósito a Ione Belarra, por qué aseguró el número uno por Sevilla a Errejón (casi inexistente en Andalucía) sin contar primero con Podemos y por qué se empeña en dar protagonismo a Errejón, cuando este representa la antítesis de la unidad, o a Compromís, que nunca quiso saber nada de IU y se distanció claramente de Podemos, la principal fuerza de la izquierda y necesaria para plantar cara a la política neoliberal dominante. Quizás la explicación no esté en los factores políticos sino en el factor humano, no siempre digno. Habrá que releer la novela de Green porque a veces la ficción nos da las claves para entender la realidad.

Dda, XIX/5.418

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente recopilación. Ser, o no ser, he ahí el dilema.👏💪👍💜💋🌹

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