viernes, 24 de marzo de 2023

LA PEINETA DE MAÑUECO: DESCRÉDITO SIN REPARACIÓN

 


Félix Población

Todo vale con tal de no pedir perdón. Se miente una y mil veces, se trata de refutar con la falacia lo que es ostensible y visualmente cierto. La cara de ciertos políticos se embalsama en cemento armado, ciscándose en la inteligencia de quienes abonan sus haberes y los eligen para gestionar del modo más razonable la administración pública.

Eso es lo que acaba de hacer el presidente del gobierno de derecha extrema que padecemos en Castilla y León, primero en este país después de la dictadura, que cuenta como es sabido con quienes consideran bienes de interés cultural los monumentos a la dictadura que amordazó la cultura en este país durante cuatro décadas.

Todo el mundo lo ha podido ver en el vídeo difundido por los informativos de la televisión pública. El presidente Mañueco, que llegó al cargo que ocupa luego de cacicadas y componendas en Salamanca, ciudad de la que había sido alcalde, se dirigió a una diputada socialista que estaba en el uso de la palabra haciendo una peineta con su mano, exhibiendo con ese gesto una sucia imagen de parlamentario, máxime cuando se es además presidente del ejecutivo.

Por más que Mañueco y sus compañeros en el ejecutivo digan que tan deleznable proceder no se dio, las imágenes son suficientemente explícitas del movimiento que el presidente de la Junta describe con su dedo corazón hacia arriba y abajo, mientras abandona el hemiciclo con una media sonrisa, tal como lo ha contado la muy activa y locuaz diputada zamorana del PSOE Ana Sánchez. 

Habría sido en cierto modo reparador, una vez perpetrada esa desfachatada falta de respeto con manifiesto afán vejatorio contra una adversaria política, que Mañueco hubiera tenido la decencia de pedir disculpas y hasta de avergonzarse públicamente por semejante desatino, propio de un ámbito tabernario de timba y cogorza , pero no, la soberbia de nuestra máxima autoridad autonómica se ha revestido de chulería y cinismo hormigonado para afirmar y reafirmar que lo que todos vimos no fue lo que vimos, algo que también repiten -compartiendo el bochorno del embuste- sus fieles compañeros de partido en el gobierno.

El presidente de la Junta de Castilla y León acaba de desacreditar gravemente y en persona la institución que encabeza. La derecha extrema de su ejecutivo, con la que tan bien se entiende, no dejará de celebrarlo porque su papel está en desgastar y desprestigiar las instituciones democráticas.


iLeon  DdA, XIX/5.406

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