Félix Población
Me resistí a creerlo hasta que se ha confirmado. A pesar de las conversaciones mantenidas por Vox con Ramón Tamames para que el ex dirigente del Partido Comunista fuera el candidato del partido de extrema derecha para la sesión de moción de censura contra el Gobierno, tenía la esperanza de que a Tamames le dijera alguien de su confianza, que le quisiera bien, que no hiciera el ridículo, una vez asentado en lo que el clásico llamó arrabal de senectud. Pero la sociedad en la que vivimos está sobrada de episodios de esta guisa, acaso porque no sabe a do camina, que diría otro clásico.
Como la vez anterior, en octubre de 2020, es de esperar que esta nueva moción de censura de Vox obtenga los mismos votos a favor (52) que entonces, pues más allá de los escaños que ese partido representa en el Congreso no creo que obtenga apoyo alguno. Repetirá, por lo tanto, el menor respaldo parlamentario que ha registrado una moción de censura en la historia democrática de este país.
Volveremos a asistir, también, a las mismas soflamas reaccionarias con las que acomete Vox al Gobierno, propias de un partido que considera al actual ejecutivo, democráticamente elegido, peor que aquellos que durante la dictadura persiguieron las libertades y apoyaron las sentencias de muerte que el dictador firmaba contra quienes, desde el mismo Partido Comunista del que fue dirigente Tamames, lucharon por la democracia.
Todavía circula por ahí un vídeo de cuando don Ramón estaba al frente del PCE, en el que el excatedrático de Economía ejerce de comunista y difunde las razones de su ideario. Ya sabemos que después de aquel periodo de su vida, Tamames optó por el centrismo periclitado de Suárez, como si su anterior etapa formara parte de la de otro individuo. Debería haberse quedado ahí, antes de sentirse llamado a poner su nombre a disposición de la nueva extrema derecha, descendiente de aquella que persiguió a muerte a los excamaradas de don Ramón cuando este país era una cárcel en la que el propio candidato de Vox a la Presidencia del Gobierno estuvo preso.
DdA, XIX/5.382
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