La censura férrea contra toda aquella información sobre la guerra de Ucrania o algunos de sus aspectos más destacados es todavía más intensa de lo que muchos nos imaginamos y pretende hacernos creer algo distinto a lo que sucede en el campo de batalla o en el terreno diplomático sobre quien es el que está ganando la guerra. No solo es la prohibición en muchos países de Europa de la visión del canal Russia Today, como si tapar una fuente de información cambiara el curso del conflicto, aunque la emisora de Moscú, al igual que en su día La Pirenaica, que también estaba censurada en España, puede verse en diversos dispositivos para aquellos que quieren saber qué es lo que está pasando.
Ahora, un periodista estadounidense, Seymour Hersh, que fue ganador del premio Pulitzer en 1970 por desvelar la matanza vietnamita en My Lay, acaba de descubrir que la voladura del oleoducto Nord Streeam 2 fue obra de mercenarios noruegos y estadounidenses a las órdenes del Pentágono. La reacción de los medios militares occidentales es la de negar la mayor y desviar hacia Rusia las sospechas del atentado. Hoy mismo, el diario El País lanzaba una invectiva sobre el Kremlin en este sentido y solo de pasada mencionaba las acusaciones de Hersh.
Estados Unidos siempre tuvo en el punto de mira el oleoducto que
transportaba gas desde la mismísima Rusia hacia Alermania abaratando el precio
del combustible y drejando a las compañías gasísticas norteamericanas en un
palmo de narices porque querían o bien vender su energía por barco o hacer quer
el gasoducto pasara por Ucrania, con el objeto de bloquearlo cuando conveniera
a sus intereses, dada la buena relación de Washington con el régimen
ultraderechista de Kiev.
Tras la voladura del gasoducto, Estados Unidos ha logrado su propósito y
vende gas a Alemania a precios estratosféricos, con el fin de no quedarse sin
combustible. Con razón Ángela Merkel defendía a capa y espada Nord Stream 2,
mientras que su sucesor, el socialdemócrata Olaf Scholtz, es un títere de los
poderes fácticos de la UE y está en manos de Los Verdes que, contrariamente a
lo que podría creerse son más belicosos que nadie en Alemania desde que su
viejo líder Joschka Fischer, que fue ministro de Asuntos Exteriores cuando la
guerra de los Balcanes, descubrió el erotismo de los bombardeos.
Seymour Hersh, que ya sobrepasa los ochenta años, no solo fue el descubridor de las matanzas de My Lay por los aliados de USA y esta exclusiva sobre los terroristas del Nord Stream 2, sino que también escrirbió un artículo sobre las mentiras quer nos contaron cuando un comando norteamericano asesinó a Osama Bin Laden y demostró las torturas, violaciones de derechos humanos y crímenes contra iraquíes en las cárcel de Abu Ghraib, que desataron un escándalo internacional.El prestigio de este periodista de Illinois es extraordinario en el ámbito periodístico y sus crónicas revelan claramente su posición de martillo de mentirosos y políticos demasiado belicosos. Obviamente no tiene nada que ver con Eduardo Inda.
Los artículos de Hersh ponen de relieve
que sin periodismo no hay democracia y con la censura para acallar las voces
críticas, tampoco. Es un magnífico ejemplo para las generaciones posteriores a
la suya y un magnífico candidato al premio Princesa de Asturias de Comunicación
y Humanidades.
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