Cristina Calandre Hoenigsfeld
La Presidenta del Congreso, Meritxell Batet, cometió el 8 de febrero un claro atropello a la legalidad republicana y su Constitución, no sabemos si intencionada o casualmente. Tuvo lugar en el Instituto de España en Madrid, con las asistencia del Presidente del Instituto de España y la del conferiante, académico y vicedirector de la Academia de la Lengua, José Manuel Sánchez Ron. Entre el público, subrayo la presencia de Rodolfo Martín Villa, académico de la Real Academia de Ciencias Morales (¿?) desde 2013, y cuestionado (formalmente ya acusado en la Querella Argentina) por su actuación en todos los sucesos sangrientos de la transición, como por ejemplo la masacre de Vitoria.
Tras la breve conferencia de Sánchez Rón “el mayor conocedor de la Historia de la Ciencia” según los componentes de la mesa, yo me permito recordarles que tal eminencia dejó fuera de la historia de la ciencia española a mi abuelo, el sí auténtico científico e introductor de la moderna cardiología, el Dr. Luis Calandre Ibáñez, que fue subdelegado de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) durante los años 1938-39, mientras dirigía el Hospital de Carabineros (1937-39) que estaba situado en la Residencia de Estudiantes, y en donde fueron curados miles de milicianos de una grave epidemia de malaria desatada en los frentes de Madrid. Nunca, en las numerosas exposiciones que ha dirigido el Sr. Sánchez Ron, ni en catálogos (seguramente bien pagados) para el CSIC-Residencia de Estudiantes, se dignó a explicar todo esto, por lo que Luis Calandre Ibáñez fue duramente represaliado, con multa, cárcel y depuración profesional. ¡Qué injusticia!
Pero me voy a centrar en lo principal de este acto: la presencia y participación de la Presidenta del Congreso de los Diputados, que con la excusa de que se ha creado una oficina de la Ciencia y la Tecnología en el Congreso ha dedicado su participación para alabar a las “Reales Academias, su simbología, que han sido siempre desde la época de la Ilustración, fuente de conocimiento y de sabiduría, al servicio de la sociedad”.
Me permito hacerle unas puntualizaciones a la Presidenta: 1.- Dichas Reales Academias fueron creadas en principio en la Ilustración, siglo XVIII, por los Borbones, pero cuando se instauró la II República Española fue retirado, por un decreto de 1931 lo de “Reales” para posteriormente ser suprimidas en 1936. Ambos decretos estaban firmados por el presidente de la República, Manuel Azaña.
2.- Dado que el acto tuvo lugar en el Instituto de España, es necesario recordarles a todos ellos y ellas, que dicha institución fue implantada por Franco desde el gobierno ilegal e ilegítimo de Burgos, por el decreto 427 de 8 de enero de 1937, y por decreto 436 de 2 de enero de 1938, ambos firmados por el dictador. Dicho Instituto de España, se creó para acoger a las ocho reales academias, que habían sido disueltas por Azaña, y además se le traspasaron los bienes y patrimonio de la disuelta (ilegalmente) Junta para Ampliación de Estudios (BOE de 20 de mayo de 1938) que posteriormente, por ley de 24 de Noviembre de 1939, daría lugar al ilegal CSIC.
No me cabe duda de que la presencia de la Presidenta del Congreso de los Diputados tiene mucho que ver con que las “Reales Academias” estén en el artículo 62J de la Constitución monárquica, en ese articulado que falsea la historia de dichas instituciones, creadas en la Ilustración sí, pero que tras el decreto de Azaña tendría que poner “REcreadas” en el articulado.
Esa es una cuestión que he denunciado muchas veces. Y ahora, con la excusa de un ciclo de conferencias, vuelven a ningunear la legalidad de la República… Sigue apareciendo la sombra del franquismo.
DdA, XIX/5.370
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