martes, 7 de febrero de 2023

IDEAS PARA EL CENTENARIO DE LA MUERTE DE ROSARIO DE ACUÑA


José Ignacio Fernández del Castro

«Obreros de Gijón, hermanos míos… Os habla una obrera como vosotros, que
jamás hizo alarde de blasonado apellido sino para colocarlo entre los
más humildes… Como a vosotros, el cansancio del trabajo ha bendecido mil
veces mi tranquilo sueño…»
[Fragmento del discurso de Rosario de Acuña leído el 15 de septiembre de 1888, impreso por el Ateneo Obrero de Gijón]

 

«Obreros de Gijón, hermanos míos… Os habla una obrera como vosotros, que
jamás hizo alarde de blasonado apellido sino para colocarlo entre los
más humildes… Como a vosotros, el cansancio del trabajo ha bendecido mil
veces mi tranquilo sueño…» 
[Fragmento del discurso de Rosario de Acuña leído el 15 de septiembre de 1888, impreso por el Ateneo Obrero de Gijón]

Moría Rosario de Acuña y Villanueva, la escritora, pensadora y periodista, nacida en la madrileña calle de Fomento el 1 de noviembre de 1850[1], en su residencia gijonesa, frente al Cantábrico, pronto hará cien años, el 5 de mayo de 1923… Y no es aniversario baladí, por su manifiesta condición de adelantada del racionalismo, la lucha por la igualdad de mujeres y hombres, y la reivindicación de los derechos de lo que hoy llamaríamos eufemísticamente “colectivos vulnerables”.

El primer aspecto la llevaría a una posición explícitamente anticlerical que le costaría más de un disgusto. En el segundo, anticiparía incluso una satírica mofa de la virilidad de aquellos estudiantes que en 1911, como ahora, se dedicaban a vejar a las universitarias madrileñas, lo que le valió un par de años de exilio en la recién estrenada República Portuguesa.. Y no es en vano, por tanto, que la Escuela Feminista anual del Instituto Asturiano de la Mujer lleve su nombre. Y en el tercero siempre se puso al lado del proletariado pese a la raigambre aristocrática de su familia... Y es que era, ni más ni menos, la bisnieta del IX Señor de la Torre de Valenzuela y de la Casa Solar de Largacha; aunque, por la parte rebelde, también tenía entre sus antepasados al obispo comunero Acuña. En definitiva, todo ello contribuiría a que, ya en vida, fuera considerada una de las librepensadoras más audazmente vanguardistas de nuestra historia.

Rosario de Acuña, en su irreductible integridad intelectual, utilizaba con incitante audacia su poligráfica pluma (desde el artículo periodístico al teatro, desde el texto didáctico a la poesía, pasando por el ensayo breve) para proponer otros mundo posibles[2] en medio de polémicas constantes con los sectores más reaccionarios de la España de su tiempo (que la forzarían a ir retirándose la urbe madrileña para retirarse primero a Pinto, luego a Cueto en Cantabria y, finalmente, desde 1909, con su casa ya construida en 1911, a Gijón, con autoexilio “prudencial” incluido). 

El caso es que, en aquellos primeros días del mayo de 1923, tras su muerte por una embolia cerebral, el pueblo de Gijón supo manifestar multitudinariamente, tal como recogían los diarios de la época, el respeto y el dolor ante su desaparición y la admiración por su legado. Hora oportuna, pues, es este año para que el Ateneo Obrero gijonés, que tanto ayudara a aquella masona[3] recién llegada a encontrar el lugar más adecuado a sus propósitos vitales sobre el acantilado local y llevase a cabo[4] el deseo expresado pocos días antes de su muerte de ver representada su polémico drama El padre Juan (1891) en la ciudad, auspicie, con cuantas entidades y personas se sientan movidas a ello, unas jornadas de homenaje que incluyan reflexiones sobre la actualidad de su legado (en las que debieran participar sus más destacados biógrafos, como Marta Fernández Morales, Macrino Fernández Riera, María del Carmen Simón Palmer o Aquilino González Neira, junto a representantes del Instituto de Educación Secundaria y de la Logia que llevan su nombre), la proyección del documental Descubriendo a Rosario de Acuña (2015) de Luís Felipe Capellín Corrada, y, a ser posible, una nueva representación (o, al menos, una lectura dramatizada) de El Padre Juan. A su insobornable apuesta por la igualdad probablemente le hubiera parecido excesivo, pero a quienes humildemente seguimos su estela nos vendría muy bien…


[1] Aunque antes se consideraba que pudiera haber nacido en Pinto (Madrid) en 1951.

[2] Incluyendo cosas tan curiosas como premiados estudios sobre la avicultura, que ella misma practicaba, como clave para el progreso de las mujeres rurales.

[3] El 15 de febrero de 1886 había ingresado, con el nombre simbólico de Hipatia, en la Logia Constante Alona de Alicante; en 188 se vinculó también a la Logia Hijas del Progreso de Madird; y en 1909 a la Logia Jovellanos en Gijón. El 1 de mayo de 2004 se establecía en Gijón la "ogia Rosario de Acuña, en su honor y dependiente de la Orden del Gran Oriente de Francia.

[4] En el Teatro Robledo y por la propis Sección Artística del AteneoCasino  Obrero gijonés.

     DdA, XIX/5.368     

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