Félix Población
No solo la conocida por Ley del
solo sí es sí está siendo motivo de disputa y diferencias entre los
dos socios del Gobierno, con la mayoría de los medios de comunicación en contra
del criterio de Unidas Podemos (UP), sirviéndose en la mayoría de los casos de
interpretaciones infundadas. También la Ley de Protección Animal,
que considera por fin a los animales como seres sintientes, ha sido vapuleada
igualmente en contra de la postura mantenida por la ministra Ione Bellarra y
las asociaciones animalistas de España.
Que los perros de caza, galgos y podencos,
los más abandonados, robados y maltratados del país (casi la mitad de los que
sufren alguna de esas circunstancias), queden al margen de esa ley es totalmente
incomprensible, lamentable y merecedor de repulsa. El Partido Socialista, el
Partido Popular y Vox han cedido para ello a las presiones ejercidas por el
lobby de los cazadores en España.
Esas 300.000 licencias con escopeta han
tenido más fuerza, con la colaboración indispensable de esos partidos, que el
90 por ciento de la población favorable a esa ley, en la que, repito, a pesar
de considerar a los animales seres sintientes, a algunos se les excluye de tener
sentidos. Conviene saber que España es el único país de la Unión Europea
en el que está permitida actualmente la caza con perro.
También, con tal de atacar a Unidas
Podemos en este caso –creo que no cabe ninguna duda en que Podemos es la
formación política más difamada en los últimos cuarenta años-, se han vertido
desde no pocos medios de comunicación de la derecha y algún canal de televisión
progresoide una serie de estúpidas falacias que van desde
la prohibición de determinadas mascotas, según la bulera suma Terradillos y la
presidenta reaccionaria Ayuso, hasta titulares equívocos dando a entender -en
La Sexta, por ejemplo- que se castiga más a quien maltrata a un perro que a
quien maltrata a su pareja.
Especialmente deplorable me ha parecido el
caso de la ministra de Hacienda y Función Pública María Jesús Montero criticando
un vídeo atribuido de modo mendaz a Podemos, sabiendo probablemente que se
trataba de un bulo más de la saga que trajo consigo, en contra de su compañera
en el ejecutivo Ione Belarra, la ley en cuestión.
Es de recordar que tampoco los toros que
se torturan y matan en la plazas, y cuya actividad se sigue difundiendo en La
Dos de la televisión pública estatal (con reportajes en los que aparecen niños
estudiando para toreros en las escuelas de tauromaquia), son para la citada e hipócrita
Ley de Protección o Bienestar Animal seres sintientes. Son miles los que se
matan cada año y podría darse el caso de que solo la falta de público diera la
puntilla a este brutal espectáculo. España, en ese caso, añadiría a la
vergüenza de haberlo mantenido una más.
DdA, XIX/5.368
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