COMO UN LIBRO (BLOG)
El poeta leonés Leopoldo Panero [padre] estaba en la lista de los que iban a ser fusilados [por las tropas sublevadas en 1936]. Se hallaba en el Convento de San Marcos de León, antiguo hospital de peregrinos en el camino de Santiago, convertido en prisión en 1936. Había sido detenido en su casa de Astorga, su ciudad natal, junto a su amigo Ángel Jiménez, hijo del médico forense y novio de su hermana Susana, que inmediatamente fue ejecutado. Allí se encontró con viejos conocidos, como el tipógrafo Victoriano Crémer, secretario del Ateneo Obrero de León, que Panero frecuentaba, y editor de una revista en la que colaboraba como ilustrador el pintor Vela Zanmetti. Crémer pudo salir de aquel funesto lugar gracias a la decidida intervención del poeta José María Pemán. Pero la situación de Panero era distinta por las graves acusaciones que pesaban sobre él.
Victoriano Crémer relataba el terror que se vivía entre
aquellas paredes: “La primera vez que me sacaron de la celdona para fusilarme
en compañía de varios compañeros de destino, registré perfectamente los datos
de la muerte. Nos habían colocado contra una de las tapias del patio, uno al
lado del otro, formando un friso de silenciosos fantasmas, de acongojados
pre-muertos. Y ninguno de los condenados acertábamos a componer una queja. Y
sonó la descarga. Y fue entonces, en esa rapidísima porción de tiempo, que no
es ni tiempo siquiera, desde que sonó la explosión de los fusiles hasta la
muerte prevista, cuando se me proyectó la estampa completa, agitada, de mi
vida. La tragicomedia había terminado. Nos volvían a las celdas como
resucitados…”
El hecho de que Panero formara parte de una familia
acomodada en aquellos años de penuria hizo que sus convecinos le tuvieran
inquina. Le consideraban un señorito comunista y eso no cabía en los esquemas
de la época en el medio rural. El comunista debía ser un trabajador, de clase
obrera. Pero Panero estudiaba. Había pasado por los mejores colegios de León y
San Sebastián. Se licenció en Derecho, carrera que comienza en la Universidad
de Valladolid y termina en la de Madrid.
A la llegada de la República, frecuentaba la Residencia de
Estudiantes y los cafés literarios donde se prodigaban las tertulias de los
escritores de la Generación del 27. En ese año de1931 conoce al poeta peruano
César Vallejo, de acentuada ideología marxista, forjada en sus frecuentes
viajes a Rusia. Por su amistad, en la Navidad de aquel año, Panero le invita a
pasar aquellos días festivos en su casa familiar de Astorga, lo que causó el
recelo de sus paisanos. En Madrid colaborará con el chileno Pablo Neruda en la
revista Caballo Verde para la nación, y se relacionará con el poeta y
periodista ruso Ilya Ehrenburg, cronista del diario Izvestia y autor
del libro España, República de trabajadores, publicado en 1932.
Pretendió ejercer la carrera diplomática y estudia francés e
inglés. Pasa el año 1934 en Francia, entre Tours y Poitiers. Posteriormente, en
otoño de 1935, se traslada a Inglaterra para cursar estudios de Literatura
Inglesa en la Universidad de Cambridge. Allí coopera con la organización pro
soviética Socorro Rojo Internacional, que había aparecido en España en la
revolución de Asturias de 1934.
Dos años después, tuvo la ocasión de acompañar a Miguel de Unamuno en su gira por Inglaterra para recibir el título de Doctor Honoris Causa por las Universidades de Oxford, Cambridge y Londres, ofreciéndole apoyo como traductor informal en los distintos encuentros que el Rector mantuvo con algunos escritores. Panero ya le había dado muestras de admiración en su artículo Notas de amor. Miguel de Unamuno. Poesía y Vida, aparecido en 1931 en el diario El Sol. Su deseo hubiera sido tener una mayor relación con él a partir de entonces. Pero no volverían a verse. En los meses siguientes, estalla la guerra civil y Unamuno fallece a finales de ese año.
2.- EL GOLPE DE ESTADO DE 1936
Cuando el 18 de julio se produce el golpe de estado, hacía
una semana que Leopoldo Panero había retornado a Astorga en vacaciones
veraniegas. Tanto su padre Moisés, como su hermano Juan y él mismo eran
reconocidos republicanos y familiares del ex diputado Justino de Azcárate,
formado en la ideología librepensadora de la Residencia de Estudiantes de
Madrid.
Pronto empiezan a recibir amenazas de muerte con notoria
verosimilitud. Juan se alista inmediatamente en el ejército sublevado. Leopoldo
opta por meditar sobre el rumbo a tomar y se esconde. Se le acusa de haber
estado siempre rodeado de amigos comunistas y de trabajar a sueldo para
el Socorro Rojo Internacional durante su estancia en Inglaterra.
Entretanto, el 12 de octubre tiene lugar en el Paraninfo de
la Universidad de Salamanca el grave enfrentamiento entre Unamuno y el General
Millán Astray en medio de un acto oficial. Unamuno es destituido de sus cargos
de Rector vitalicio y Alcalde honorario. Ha de permanecer recluido en su domicilio
en semi libertad, donde cada día recibe noticias de la muerte de sus amigos más
cercanos, mientras un guardián vigila en la puerta tanto sus movimientos, como
los de todas las personas que van a verle y entran en su casa de la calle
Bordadores.
En aquel nefasto encontronazo, de algún modo, Unamuno resultó afortunado. Ante su irreprimible protesta contra las palabras que allí habían pronunciado los oradores que le precedieron y la iracunda respuesta de Millán Astray, los militares y el personal armado que concurrían, de manera espontánea e instintiva, echaron mano a las armas, sin que nadie les hubiera dado la orden. En el estrado, junto al Rector, se hallaba Carmen Polo, la esposa del general Franco, que, como un resorte, se levantó y le sacó del salón cogido del brazo. Hubiera sido un duro golpe para la imagen internacional del régimen que estaba naciendo si, delante de ella y ante sus ojos, Unamuno hubiera sido asesinado.
3.- LA DETENCIÓN DE LEOPOLDO PANERO
El 19 de octubre Leopoldo Panero es detenido en Astorga y
llevado al presidio de San Marcos de León. Su padre estaba muy envejecido y
carente de fuerzas. Fue su madre, Máxima Torbado, con mayor vitalidad, la que
puso empeño para que su hijo pudiera ser excarcelado. Con resolución, partió
para Salamanca al encuentro de Unamuno para rogarle que intercediera ante
Franco y evitara la muerte de su hijo.
Ella sabía que Leopoldo había estado varios días con el
Rector en Inglaterra cuando fue investido Doctor Honoris Causa. Él había
visto con qué personas se relacionaba allí. Le dice que Leopoldo no era más que
un estudiante. Le muestra sus cartas pidiendo a sus padres que le enviaran
dinero y los justificantes de los giros postales. No era cierto que hubiera
estado a sueldo del llamado Socorro Rojo. La madre así lo creía o se
negaba a pensar lo contrario.
A Unamuno se le cayó el alma a los pies. Continuamente
recibía peticiones parecidas y no podía atenderlas. Se sentía inerme. Tan sólo
hacía una semana que había acaecido el terrible suceso del 12 de octubre en el
Paraninfo y ya no le estaba permitido al acceso al Cuartel General para
entrevistarse con Franco. La última vez que lo hizo fue el día 4 de octubre,
una visita a modo de agradecimiento en calidad de Rector de la Universidad,
cargo en el que fue repuesto por los nacionales, mediante nuevo nombramiento
publicado cinco días antes en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa. Antes,
Unamuno había sido destituido el 22 de agosto de 1936 por el Gobierno de la
República presidido por José Giral, quien fuera catedrático de Química en la
Universidad salmantina y ex amigo de Unamuno. Luego, el 28 de octubre de nuevo
fue cesado por el claustro universitario como consecuencia del enfrentamiento
con el general Millán Astray.
Pero, en el trascurso de la conversación de Unamuno con doña
Máxima, una pequeña luz se abrió paso. Le comenta que Carmen Polo y ella eran
primas lejanas y que, en su niñez, alguna vez habían estado juntas. A Unamuno
le vino a la mente la decisiva intervención que la esposa de Franco tuvo en aquel
trance que sufrió en la Universidad. No dudó en aconsejarla que procurara
verla, que acudiera al Cuartel General, dijera a la guardia que era familiar de
Carmen Polo y, una vez ante ella, le diera las mismas explicaciones que le
había dado a él. La madre de Leopoldo Panero lo hizo exactamente como le había
indicado Unamuno y su hijo fue puesto en libertad a los pocos días, el 18 de
noviembre.
Aquellos hechos ponían en evidencia el peso que la mediación
de Carmen Polo ejercía sobre las decisiones de su marido. Así lo refleja la
escritora Felicidad Leblanc, casada con Leopoldo Panero en 1941, en sus
memorias Espejo de Sombras: “En Salamanca, va primero a ver a don Miguel
de Unamuno. Piensa que el testimonio del Rector de la Universidad puede aclarar
la conducta de Leopoldo en Cambridge. Se le acusa de marxismo por su amistad
con Ilya Ehrenburg y otros intelectuales marxistas. Mi suegra gustaba de
recordar aquella conversación con don Miguel. De la casa de don Miguel se
dirige al Cuartel General. Carmen Polo, ciertamente, era prima lejana de mi
suegra. En su juventud se habían tratado superficialmente. La mujer de Franco
la recibe y mi suegra le cuenta lo que sucede: la absurda situación de su hijo,
una persona pacífica que nunca se había metido en nada. Carmen Polo le dice que
su marido está en una reunión, pero le promete que, en cuanto termine, hablará
con él y se dará orden de que lo suelten.”
Texto publicado en COMO UN LIBRO DdA, XIX/5.382
No hay comentarios:
Publicar un comentario