Alejandro Álvarez
Un titular como este que saca ABC es suficiente para que cualquier lector con respeto a su propia inteligencia y a la ética periodística desprecie a ese periódico para los restos. El titular es un ejemplo perfecto de manipulación, inquina contra una persona, falta de objetividad, perversión de la información, extensión de fango, vulneración de la ética periodística y otras desvergüenzas que pueden cometer los medios.
Se dice que una persona, a través de conocidos y los conocidos de sus conocidos, puede llegar a contactar con cualquier persona del mundo usando solo seis personas intermedias. En ocasiones, menos. Para llegar a relacionarme yo (1) con alguien que vive en la selva amazónica me pondría en contacto con mi conocido brasileño X (2). Él seguro que conoce a alguien (3) que conoce a alguien (4) que conoce a alguien (5) que trabaja en el ministerio de Asuntos de la Amazonía o o en una ONG que trabaja con las tribus amazónicas (6) y que conoce al individuo con el que quiero contactar (7). Es posible que incluso pueda llegar a contactar con cinco pasos pero dejémoslo como simple ejemplo.
De la misma forma, si buscamos relacionar informativamente a alguien con algo malo o muy malo es seguro que con cuatro o cinco pasos lo conseguimos. Así, relacionar a alguien con un asesino de ETA en cuatro pasos es relativamente sencillo y puedes sacarle un titular más o menos así: "A Fulano se le vio ayer tomando un vino con un amigo (1) que es primo (2) de una cuñada (3) de un asesino etarra (4)". Y no sería una mentira,si tal situación se diera. Pero sería peor porque estaría retorciendo de forma torticera y aviesa la realidad con la intención de enfangar a esa persona por caminos tortuosos.
ABC ha recurrido a esa estrategia torticera para cubrir de fango a Mónica Oltra y asociarla a víctimas e intoxicaciones de niños por drogas. Veamos la desvergonzada construcción de la secuencia sintáctica del titular. Encabeza la oración el verbo "detienen", que en la mente del lector se asocia de inmediato, en una inferencia automática, con delito. A continuación viene el complemento directo de ese verbo. Y ahí pone en acción el redactor del titular su creatividad para enfangar a Mónica Otra por medio de cuatro saltos destinados a conectar, porque a él le apetece, al detenido con la política valenciana. Paso 1: " la pareja" (individuo sin nombre. No interesa. Es solo un instrumento para llegar a Mónica. La identificación nominal se reserva en exclusiva para ella, el objetivo final del titular para hallar por vericuetos insospechados la forma de dañarla). Paso 2: "de la víctima" (tampoco interesa el nombre sino su exclusiva su condición de víctima, que siempre lo es por la acción de un victimario, que se pretende que sea Oltra, por asociación). Paso 3: "del exmarido" (cuya presencia, establece la conexión que se busca, no importa su condición de ex). Paso 4: el punto de llegada buscado, Mónica Oltra, situada justo en el centro de la secuencia sintáctica del titular (9 palabras por delante, 9 por detrás), ella sí identificada, sin que ningún otro nombre puede robarle protagonismo en ese fango en el que la ha metido el ABC, pues justo detrás del nombre vienen dos conceptos muy negativos ligados al nombre: "intoxicación" y "cocaína", cuya negatividad se agrava porque se ejercen sobre un "niño pequeño".
Entre "detienen" y "Mónica Oltra" aparece una estructura sintáctica compleja, de difícil comprensión si no se pone mucha atención, lo que provoca en la mente del lector la asociación más sencilla (nuestro cerebro tiende a la simplificación): detienen / Mónica. E inmediatamente después vienen tres elementos negativos concatenados: intoxicación / de niño pequeño/ por cocaína. Un lector poco atento o un lector que solo busca la confirmación de lo que desea oír (para ellos va dirigido el titular) interpretará más o menos lo siguiente: "Detienen a Mónica tras intoxicación de su niño por drogas". Ahí queda enfangada la que ha llegado a ser protagonista del titular después de muchos meandros en ese río revuelto en que la ha metido ABC.
Los profesionales de la información saben cómo usar el lenguaje para transmitir información veraz, pero también saben cómo usarlo para manipular la conciencia de los lectores con argucias moralmente inaceptables. ABC opta por esto último, pero lamentablemente, en el mundo de la posverdad, no es la excepción sino la normalidad.
DdA, XIX/5.356
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