lunes, 23 de enero de 2023

LA ESCRITURA A MANO ESTÁ MÁS CERCA DEL PENSAMIENTO



Félix Población 

Desconocía que hubiera un día conmemorativo de la escritura a mano, según apunta hoy mi estimado Felipe Alcaraz, máxime en unos tiempos como los corrientes en los que no escriben a mano ni los que tienen por oficio, vocación o profesión la de escribir. 

Si ya con la llegada de la máquina de escribir se perdió un poco la costumbre la escritura manuscrita, el uso de los ordenadores acabó por repercutir casi de forma mortal en la que durante muchos siglos fue la forma más habitual de comunicación gráfica. Para tal quehacer, generaciones como la mía fuimos escolarizados en el uso de la caligrafía, sobre la que tuvimos maestros que nos maravillaban con su pulso, bien fuera con el plumín mojado en tinta roja sobre nuestros cuadernos o con la tiza sobre el encerado. 

También le tocó a mi generación estudiar muy a fondo la ortografía, algo que siempre le agradeceré a quienes me las enseñaron con mucho detenimiento y constancia a través de textos en los que se acumulaban las dificultades, como aquellos de Luis Miranda Podadera (1889-1969), el reputado pedagogo español.

Lamentablemente, el uso habitual de las escritura a través de los teléfonos móviles y las redes sociales nos está descubriendo las carencias que afectan a las jóvenes y no tan jóvenes generaciones en el uso de una ortografía manifiestamente mejorable. Esto es algo que también se percibe, a juzgar por lo que cuentan el profesorado de facultades como las de Ciencias de la Información entre el alumnado de carreras cuya herramienta fundamental es la escritura (Periodismo) y que cada vez salta con más frecuencia a los medios de comunicación. 

Llevados por ese enganche masivo a las nuevas tecnologías digitales, es muy posible que estemos transitando hacia un creciente analfabetismo funcional que nos aparta de la lectura y la escritura como ejercicio mental de reflexión. Está bien que dispongan las escuelas y colegios de los medios tecnológicos que favorecen un mayor y más accesible camino al conocimiento, pero no estaría de más tampoco que se respetase y valorase lo que la escritura manuscrita, con su caligrafía y ortografía, aportó y seguirá aportando como herramienta de comunicación y cultura.

Estaría por afirmar, y creo que hay fundados estudios para creerlo, que la escritura a mano favorece una mayor capacidad reflexiva en la exposición de lo que se redacta, aunque solo sea por los siglos que la mente humana lleva trabajando con esa silenciosa herramienta, abrazada casi silenciosamente a nuestra mano.

   DdA, XIX/5.356   

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