jueves, 5 de enero de 2023

TRAPIELLO, VOZ PÓPULI Y SUS PATADAS A LA HISTORIA CONTEMPRÁNEA



ANDRÉS TRAPIELLO Y LOS PSEUDOINTELECTUALES ESPAÑOLES, O LA FALSA TERCERA ESPAÑA

Cortés Avellano






Cortés Avellano

Según la RAE, el que se dedica "preferentemente al cultivo de las ciencias y las letras" es un intelectual. Por eso Andrés Trapiello podría ser considerado como intelectual. Para un servidor un intelectual aparte de saber escribir debiera de ser una persona con buen juicio y aquí la ideología de Trapiello es donde traiciona a su intelectualismo. Trapiello en su faceta de novelista/historiador resulta pésimo, y como analista político es un completo botarate.

El Gobierno de España le ha dicho a Vox que el sello del PCE tiene su razón de ser porque el partido de Santiago Carrillo, junto al eurocomunismo fueron clave en la transición y en la Constitución del 78. Una verdad incuestionable y que ningún intelectual puede poner en duda. Pero para Trapiello esto no es así: "Si es como dice el gobierno, no se sabe a qué esperan para hacer un sello con el yugo y las flechas: Falange Española fue igualmente tan actor fundamental del retorno de la democracia como el PCE. Adolfo Suárez era incluso el Secretario General del Movimiento". De esta payasada se hacía eco Vozpópuli que dentro de la misma noticia decían que...

... No es la primera vez que el Gobierno toma medidas discutibles en referencia a la memoria democrática. Este periódico ya informó en su día de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez lleva gastados 100.000 euros en homenajear al llamado 'Lenin español', Largo Caballero. Para el Ministerio de Presidencia, es justificable que se utilice dinero público en conmemorar al hombre que alentó el primer golpe de Estado contra la Segunda República (1934) y sobre el que pesan la autorización de las checas y de crímenes como la matanza de Paracuellos. Leer más...👈

En fin, entre Trapiello y Vozpópuli le dan varias patadas a la historia contemporánea española. La revolución de 1934 no fue un golpe democrático, pero no fue un golpe contra la República sino una huelga revolucionaria contra la entrada de la CEDA en el Gobierno. Largo Caballero no autorizó las chekas, ni por supuesto las sacas de Paracuellos. Y la Falange, y esto lo debiera de saber Trapiello, no participó en la transición española sino la UCD liderada por  Adolfo Suárez. Una vez muerto Franco y después de la estructuración del Estado, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS o FET-JONS), es decir, el partido único de la dictadura, despareció, lo que quedaron fueron las falanges que tampoco eran muy afines a Franco. Ninguna Falange participó en la transición y en la Constitución Española. Sí lo hizo la Unión de Centro Democrático, o la Alianza Popular de Fraga y cuatro ministros más de Franco. Ni Suárez era la Falange ni Fraga era Franco. Aunque es cierto que Suárez, a pesar de haber sido Secretario General del partido único de Franco estaba más al centro que Fraga. Por lo tanto el comentario de Trapiello es digno de un tonto ignorante. La transición se hizo en parte con miembros del régimen de Franco, pero no con el propio Franco y la Falange franquista. Por eso vemos el comentario de Trapiello totalmente absurdo. 

Como cuando dijo en The Objective que «Los valores republicanos están mejor defendidos por la monarquía que por la izquierda». Esa teoría ya la hizo suya Felipe González: “Prefiero una monarquía republicana como la que tenemos a una republiqueta” La Vanguardia...👈

¿Monarquía republicana? ¿Republiqueta? ¿Y porque no monarqueta? Estos dos imbéciles (González y Trapiello) nos quieren tomar por gilipuertas. Y dicen que González es de izquierdas. Lo de Trapiello es de psiquiátrico:

Desde un punto de vista racional, ilustrado, nadie puede no ser republicano. ¿Cómo va a trasmitirse el poder a través de la sangre? Pero si admites la propiedad privada y la manera de traspasarla a tus herederos, cosa injusta para todos aquellos niños que nacen en familias pobres, puedes admitir también la monarquía parlamentaria como una forma de gobierno que da menos quebraderos de cabeza que otras. Ahora bien, el republicanismo también puede estar representado por una monarquía parlamentaria. Algunas monarquías son más republicanas que la inmensa mayoría de las repúblicas. Esto sucede en España; nuestro régimen es una monarquía con un Parlamento, una Constitución y un rey con poderes limitados por el Parlamento, cuya principal función es la de defender esa Constitución, incluso frente a los políticos que no la defienden como debieran. Sucedió con Felipe VI en el famoso discurso del 3 de octubre de 2017. Salió a dar la cara por la Constitución cuando falló el Gobierno, y aun la oposición, permitiendo la charlotada de aquel referéndum. Y por eso los independentistas reaccionaron de esa manera tan histérica. Se volvieron locos. También la izquierda que quería, y sigue queriendo, el referéndum, «porque lo ganaríamos»; el discurso del rey les dejó a todos en mal lugar, al señalar su cobardía o su inepcia. El dilema para España no está entre monarquía o república, sino entre constitucionalistas y no constitucionalistas, o sea, entre constitucionalistas y nacionalistas y populistas, de extrema izquierda o de extrema derecha. Hoy por hoy los valores republicanos están mejor defendidos por la monarquía que por la mayor parte de la izquierda y el nacionalismo. Los valores republicanos, igualdad, libertad y fraternidad, los defiende más y mejor Felipe VI que Junqueras, Puigdemont, Pablo Iglesias y Otegui juntos. De eso no tengo la menor duda. La ilustración es hoy monárquica en España. Y la ilustración no nos hace ni republicanos ni monárquicos, sino partidarios de esos tres principios elementales: libertad, igualdad, fraternidad. Me da igual que los defienda Macron o Felipe VI. Leer más...👈

Podemos admitir el traspaso de riquezas a los herederos por tratarse de la propiedad privada adquirida a título personal, eso sí, en España el adquirir riquezas heredadas paga impuestos, algo que la derecha quiere eliminar. Pero el Estado no es la propiedad privada de ningún monarca ni de nadie, es propiedad de la soberanía popular.

La monarquía que no legisla nunca puede defender la libertad, igualdad y la fraternidad, porque su cometido no deja de ser simbólico. El monarca nunca se desgasta por el desarrollo de la nación, como se desgasta el poder ejecutivo sea de izquierdas o de derechas. Su trabajo, el de la reina y el de la princesa (por el cual recibe un sueldo más que generoso) es viajar por España y por el mundo como meros embajadores que nadie ha elegido democráticamente. Los cargos del Estado como la propia jefatura debieran ser defendidos en las urnas. Y hoy por hoy, Puigdemont, Pablo Iglesias y Otegui, y muchos más que no les gusta a Trapiello, tienen mucha más legitimidad que Felipe VI, a ellos sí los votó la ciudadanía. Por cierto, Puigdemont es nacionalista de derechas exactamente igual que Trapiello, solo que Puigdemont es independentista y Trapiello es más bien españolista pero igualmente de derechas.

¿Juan Carlos I, también defiende la libertad, igualdad y la fraternidad viviendo en una satrapía árabe y teniendo el dinero en paraísos fiscales? Que sepamos el viejo rey lo han nombrado rey emérito. En el último mensaje navideño de Felipe VI hemos visto que su mensaje es de tal ambigüedad que el PP no se ha dado por aludido

Feijóo: Compartimos el gran discurso del Rey en defensa de la Constitución. Leer más...👈

La defensa de la Constitución no es solo hablar de la unidad de España, sino renovar también el CGPJ que lleva cuatro años caducado representando la mayoría absoluta de Mariano Rajoy. Es obvio que el rey es un cero a la izquierda que ni arbitra ni modera:

Título II. De la Corona. Artículo 56

El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes. 

 Andrés Trapiello más que un intelectual parece un hooligan de la derecha como Ayuso o Cayetana Álvarez de Toledo, por no acordarnos de Macarena Olona. La monarquía representa mejor a una república que la izquierda para Trapiello. ¿Y de la derecha que me cuenta? También defienden ellos los valores republicanos. Pero es precisamente la izquierda la que reivindica una república. Ser independentista no significa estar en contra de la libertad, igualdad, y la fraternidad, solo que tienen otro proyecto de nación. Otegui, ya no pertenece a ETA, sino a Bildu, una coalición de partidos, que visto las políticas que defiende está más cerca de los valores republicanos que Trapiello y toda esta derecha casposa y  nacionalista.

 ¡Y Trapiello en su juventud era maoista totalitario y votó no a la Constitución!...

... No, ni Miriam ni yo. Éramos de extrema izquierda y era una Constitución monárquica. Afortunadamente, hubo gentes mucho más sensatas que hicieron el trabajo por nosotros. Seguramente personas a las que nosotros, con esa superioridad repulsiva y ridícula privativa de la izquierda, despreciábamos. Esa superioridad moral venía de haber estado en el antifranquismo, de habernos jugado el tipo. Pasamos a despreciar a todos aquellos que no habían protestado nunca, que habían llevado una existencia cómoda… The Objective

Cómo cambiamos cuando nos aburguesamos. De joven a Trapiello la Constitución le parecía monárquica y por eso no la votó; algo que era cierto, y hoy defiende la monarquía que le parece republicana, una falacia y una triste forma de ser monárquico. No cabe duda de que el Trapiello de extrema izquierda era más juicioso que el Trapiello de extrema derecha. Mala forma de envejecer.

BADAJOZ EN LA GUERRA CIVIL  DdA, XIX/5.343

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