Lazarillo
Es de celebrar siempre, sobre todo cuando no se tiene duda acerca de los méritos que concurren en la obra del premiado, que un poeta español sea reconocido internacionalmente. Cuando la poesía trasciende el propio idioma en el que fue escrita, alcanza ese horizonte de voz sin fronteras que la hace sentirse identificada con su razón de ser. El pasado día 26, Luis García Montero recibió en Venecia el Premio Montale Fuori di Casa. La distinción, que lleva el nombre del escritor Eugenio Montale, Premio Nobel de Literatura en 1975, se fundamente en que Montero es la voz más popular y significativa del actual panorama español. También, según el jurado, el representante principal de la poesía de la experiencia. Este Lazarillo nunca ha llegado a entender esta última calificación, por lo que me permito hacer notar este modesto apunte, que espero no moleste a la crítica literaria inventora de ese concepto: ¿Existe algún tipo de poesía que no se escriba desde la experiencia vital y no trate de transmitir razones y emociones vitales que conmuevan la sensibilidad del lector? Si la hubiera, tengo muy claro que no me interesa lo más mínimo. Por eso me interesa y conmueve la del poeta granadino mencionado y galardonado en Italia hace unos días o la de Caballero Bondad, Ángel González, Olvido García Valdés, Carmen Conde, Antonio Colinas o Raquel Lanseros, entre otros.
DdA, XIX/5.361
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