Félix Población
Por no respetar ese régimen los derechos humanos y según adelanté en su día, no
vi ninguno de los partidos de la edición del Mundial de fútbol de Catar, ni
siquiera el de esa finalísima previsible entre Argentina y Francia, en
cuyas selecciones juegan los dos futbolistas más caros del mundo, ambos
componentes de la plantilla del París Saint Germain, un club propiedad del
Qatar Sports Investments.
Me ha parecido auténticamente bochornosa la desmesurada cobertura que se le dispensó ayer a
esa final a través de los canales de televisión y las emisoras de radio.
Alguien debería analizar hasta qué punto se hace el ridículo contando y
recontando hasta la saciedad y a voz en grito las absurdas menudencias que trae consigo
un evento de estas características una vez finalizado el espectáculo deportivo, para mayor blanqueamiento del régimen catarí.
Como el público argentino
es muy dado a la teatralidad en sus expresiones de emoción y llanto, por
aquello de que en aquel país se vive el fútbol hasta las entrañas, las cámaras
de televisión y los micrófonos radiofónicos fueron desbocada y reiteradamente generosas
en abundar en las reacciones individuales y masivas ante la victoria de la
selección albiceleste.
Eso sí, pocos medios de
información repararon -ignoro si alguno- en que si el presidente Macrón (egalité, fraternité, liberté) sí estuvo
en el palco del estadio, celebrando cada gol de su selección y entregando las
medallas correspondientes al final del partido, no ocurrió los mismo con el
presidente de la República Argentina, que prefirió eludir su presencia junto al
emir de Catar.
Las razones por las que
Alberto Fernández no estuvo en esa final las expone el diario Página 12 así: “Fernández
decidió no viajar. Las dudas estuvieron hasta último momento, pero definió no
hacerlo, en parte, dijo, “por cábala”, y en parte para no generar “polémicas”
ante la compleja situación económica”. Es de hacer constar que tampoco viajó
ningún miembro de gobierno argentino por orden explícita del primer mandatario,
cumplida a rajatabla.
De ese modo, como creo que
no ocurrió en Mundial alguno*, en la final de Catar no hubo representación
gubernamental de uno de los países que la disputaron, aunque en torno al obelisco de Buenos Aires se congregara una gran multitud.
*Desconozco si en la final
del Mundial de Argentina, bajo la dictadura del general Videla, hubo
representación del gobierno de los Países Bajos, cuya selección fue derrotada
por la de Argentina.
EL PORTERO ARGENTINO Y EL EMIR CATARÍ
DdA, XVIII/5.331
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