Caraduras en el Museo del Prado
Cristina Calandre Hoenigsfeld
Los enemigos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) se parapetan en el Museo del Prado, detrás de los retratos de Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío
Como creo que mi obligación es ir denunciando los atropellos que detecto contra las instituciones ILE-JAE, con este nuevo episodio continuo mi cansina tarea. Acaba de presentarse dentro del año que conmemorará en el 2023 los 100 años de la muerte del pintor valenciano Joaquín Sorolla, dos retratos de los principales protagonistas de la creación de la Institución Libre de Enseñanza en 1876.
En la foto, podemos ver en el centro a José García Velasco, como Presidente de la Fundación Giner de los Ríos en la ILE, y a Javier Solana como Presidente del Real Patronato del Museo del Prado. Les acompañan el director del Museo Miguel Falomir y Javier Barón, jefe de pintura del siglo XIX.
Nos dice la información del Museo, que el retrato de Cossío ha sido adquirido a los descendientes de Cossío, por 80.000 euros y que lo tuvieron que restaurar por su mal estado. El retrato de Francisco Giner de los Ríos está en préstamo, ya que fue recientemente adquirido a los mismos familiares por la propia ILE por 25.000 euros.
Parece que se encontraban fuera de España, hasta ahora, pero no queda claro si la familia se los llevó durante la guerra civil española o después. En mi opinión, debió de ser en 1936, ya que los familiares directos de Cossío, que había recibido los dos retratos, eran su hija, casada con Alberto Jiménez Fraud, que era el director de la Residencia de Estudiantes, pero que en 1936 se exilió. Heredarían los retratos sus dos hijos, Natalia y Manuel, y luego sus nietos, los de Manuel pues Natalia no tuvo hijos.
En cualquier caso, lo que quiero comentar es que tanto Javier Solana Madariaga, como José García Velasco son viejos amigos. Desde el año 1986, cuando el primero era ministro de Educación y Cultura, y el segundo Director de la Residencia de Estudiantes, recién refundada, se pusieron manos a la obra y montaron toda la arquitectura del nuevo proyecto de la Colina de los Chopos, enfocado a lo que llamaron la Edad de Plata, y dejando fuera todo lo que fue la Junta para Ampliación de Estudios y la ILE de los años de la guerra, y su valiente lucha en la defensa de la legalidad republicana. Se centraron en residentes, como el poeta Federico García Lorca, el cineasta Buñuel, y Dalí, olvidando a todos los grandes científicos y sus laboratorios.
Una historia ya conocida, pero hay que repetirlo y repetirlo: Laboratorios dirigidos por científicos de la Escuela de Cajal (que presidia la JAE), el Dr. Luis Calandre Ibáñez, Pío del Rio Hortega, Juan Negrín , etc., donde se formaron cientos de médicos. Dicen Solana y Velasco que admiran a los grandes intelectuales que conformaron la ILE, pero ambos han participado en la destrucción del patrimonio histórico, y de su historia, destruyendo cuando se hizo la rehabilitación (1987-2010) un refugio antiaéreo que se construyó por la II República debajo de la Residencia, cuando fue Hospital de Carabineros, ocultando documentos que hablaban de dicho ejemplar hospital, como el Álbum Calandre y la exitosa lucha que tuvo contra una epidemia de malaria desatada en los frentes de Madrid (1937-39).
Posteriormente, cuando se acometió la rehabilitación en el 2014 del recinto histórico de la ILE-Fundación Giner de los Ríos, que está en la calle Martínez Campos 14, de Madrid, se destruyó una parte muy importante de sus edificios y de su jardín, a pesar de una gran oposición social. En su lugar, construyeron un edificio que desvirtualiza todo lo que querían los institucionistas, como el frontón, los árboles, las plantas. Ahora todo es cemento armado. Por todo ello, de nuevo, me siento obligada a denunciarlo, pues a nadie parece importarle que se rían delante de nuestras narices.
Sabemos que están muy apoyados, pues tanto en la Fundación Residencia de Estudiantes, como en el Patronato del Museo del Prado, está la monarquía presidiéndolas ¡Cómo no!
Pienso en lo caraduras que son ambos, con esos puestazos, y ahora delante de los retratos de los máximos exponentes de los institucionistas, a los que han humillado, a ellos, a su historia, a su patrimonio, a sus discípulos y engañado a la ciudadanía en general y a nosotras en particular.
LoQueSomos DdA, XVIII5.336
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