Durante muchos años, la democracia española nacida de la Constitución de 1978 tuvo sentados en los escaños del Congreso de los Diputados a los representantes del Partido Comunista, que luego pasaron a serlo de Izquierda Unida, y que contaron con magníficos oradores como el fallecido y admirado Julio Anguita. Frente al bipartidismo rampante, facilitado por la vigente ley electoral, esa representación no pasó de ser un adorno que daba al régimen una vitola de pluralismo democrático que no tuvo ningún rendimiento operativo en la gobernación del país, habida cuenta la negativa del Partido Socialista -todas las veces que llegó a La Moncloa- a cualquier entendimiento con esa formación política. Pasados los años, y después de la eclosión que supuso Podemos en contra de aquel bipartidismo anquilosado a raíz del movimiento del 15 M, estamos asistiendo, desde que el partido morado pudo gobernar con el Partido Socialista antes de hacerlo hace tres años, a un constante intento por parte de los distintos poderes de forzar el retorno a aquella izquierda que no supuso molestia alguna para el bipartidismo turnante. En el empeño desde que nació y creció Podemos se viene mostrando sumamente combativa hasta niveles corruptos, sirviéndose de todo tipo de patrañas y bulos, tanto la derecha y ultraderecha mediáticas como determinados medios de la progresía, según se pudo comprobar en La Sexta con el FerrerasGate, blanqueado por Pedro Sánchez recientemente con una entrevista en exclusiva concedida a su protagonista. ("Sánchez ha legitimado la corrupción periodística"). Mi estimado compañero Raúl Solís sostiene en este artículo, publicado en el diario La Voz del Sur (Los susurros de Yolanda), que eldiario.es, en lugar de ser el medio que impulsara los grandes desafíos y reformas que necesita nuestro país para modernizarlo -tal como se preveía en su nacimiento después del cierre de Público-, compite en la actualidad con el diario El País por ver "cuál de los dos periódicos de la progresía es más servil a una Corte madrileña que trata de resucitar a una vieja izquierda que moleste lo menos posible a los dueños del cortijo".
Raúl Solís
Da igual la radio o televisión que pongas
o el periódico que abras, son indistinguibles los enfoques de eldiario.es con los de El Mundo o La Sexta en lo
referente al debate interno que se está dando dentro del espacio de Unidas
Podemos.
La Corte madrileña, que es transversal y
está a izquierda y derecha, ha decidido susurrarle a Yolanda Díaz que
puede sola y que para ello la primera operación es cargarse Podemos, que es un
“lastre”, en palabras de Sergio del Molino en El País, quien acaba
de publicar un panegírico sobre Felipe González en Alfaguara a modo de ficción,
porque en un ensayo hubiera sido imposible romantizar el felipismo.
El relato es una forma de mentir. No es casualidad que los columnistas y
tertulianos de los grandes medios españoles sean en su mayoría literatos y no
expertos en sus materias.
El domingo fue Ignacio Escolar quien
publicó un artículo en eldiario.es,
titulado La ruptura entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz: qué está pasando
en Unidas Podemos, para explicar su opinión en el periódico del que
es director. Por supuesto, Pablo Iglesias es malo, malísimo, y Yolanda Díaz es
buena, buenísima. Cuando se quiere mentir u omitir la verdad, que también es
mentir, es igual de útil publicar una ficción como la de Sergio del Molino como
ejercer de comentarista de reality como hace Ignacio Escolar en su columna.
Ignacio Escolar ha olvidado contar muchas cosas en su artículo, como que
Yolanda Díaz no reúne desde hace meses al grupo parlamentario de Unidas Podemos
para coordinar, dialogar y pactar la acción de gobierno de los cinco
ministerios de Unidas Podemos; como que negoció los Presupuestos Generales del
Estado sólo las partidas referentes a su Ministerio y que por esa razón se tuvo
que tardar más de lo debido en cerrar la negociación; como que en Andalucía
echaron a empujones al líder de Podemos, el guardia civil Juan Antonio Delgado,
de la foto de la Feria de Abril para que sólo apareciesen en la foto Inma Nieto
(IU) y Esperanza García (Más Madrid) junto con la vicepresidenta y ministra de
Trabajo.
Puede que Escolar no sepa todo lo que ocurre fuera de la imagen
autoproyectada de Yolanda Díaz, una estrategia comandada por Ramón Luque y
Josep Vendrell, dos históricos fontaneros de IU e Iniciativa per Catalunya que
ahora juegan a convertir a Díaz en una Manuela Carmena que no dé miedo a los
grandes propietarios de la Corte, quienes llevan ocho años orgasmeando cada vez
que alguien puede serles útil para acabar con Podemos y regresar a esos tiempos
pretéritos donde los comunistas vendían pegatinas y banderas revolucionarias
pero negociaban con el bipartidismo como si fueran socioliberales, en ese
modelo del bipartidismo imperfecto que jubiló el 15M en el que votar a IU
equivalía a lo mismo que ir a misa los domingos.
Era un ritual más que un acto de empoderamiento popular: tú votabas,
levantabas el puño en los mítines, te ponías la pegatina y volvías a casa
sabiendo que lo único que iba a cambiar era si IU tendría más o menos
liberados.
Esa cultura de la vieja izquierda es la que están instalando quienes se
encuentran en el salón de mandos del yolandismo, que no son los catedráticos
que Sumar ha presentado a la prensa para que le diagnostiquen los problemas y
receten las soluciones que necesita nuestro país, sino una estructura
procedente de Comisiones Obreras y el Partido Comunista de España, viejos
aparatos conservadores que creen que lo ocurrido en 2015 fue una excepción
histórica y que ahora es tiempo para que la vieja izquierda, remozada por la
presencia de Más Madrid, recupere la hegemonía después de que unos niñatos
populistas, comandados por Pablo Iglesias, se hicieran con todo el espacio
progresista al albur de la indignación del 15M.
Esta batalla de la vieja izquierda no está ocurriendo sólo en Madrid, también ocurrió en Andalucía en febrero en las disputas entre IU y Podemos previas a las elecciones y está ocurriendo en Valencia, de forma más soterrada y con actores diferentes, entre el espacio que representa Mónica Oltra y los viejos nacionalistas del Bloc, quienes sin esperar a que se esclarezca el lawfare del que está siendo víctima Mónica Oltra, han señalado a Joan Baldoví como candidato a la Generalitat Valenciana. Se acabó el tiempo de los populistas, llámense Mónica Oltra o Pablo Iglesias. Eso es lo que hay detrás de la operación de régimen para restaurar el bipartidismo. Los populistas que tiraron al PP, en el Estado o en Valencia, cuando la vieja izquierda no le hacía ni cosquillas a una derecha que parecía intocable.
No es casual tampoco que Yolanda Díaz saliera a felicitar a Joan Baldoví a
menos de dos horas de postularse como candidato a la Generalitat Valenciana,
provocando el consiguiente enfado en el partido de Mónica Oltra y en la propia
Unidas Podemos, coalición contra la que compite electoralmente Baldoví y que
sostiene al Gobierno del que forma parte Yolanda Díaz.
Tampoco ha publicado la progresía mediática que al día siguiente Díaz y sus
colaboradores tuvieron que llamar a todos los medios para desdedecirse en off
del apoyo dado al Bloc Nacionalista Valenciá, que es el partido en el que
milita el diputado Joan Baldoví en el Congreso, que antes de coaligarse con
Mónica Oltra no llegaban al mínimo de los votos para obtener representación en
las Cortes Valencianas. La vieja izquierda con sedes abiertas y militantes en
los pueblos no logra entender cómo hay organizaciones con menos estructura
capaces de liderar el discurso y obtener más votos que ellos. La lucha entre el
viejo y el nuevo mundo sigue sin resolverse.
Lo que sí sabe Ignacio Escolar, y no ha contado en su artículo, es que en 2019 se reunió con Iñigo Errejón, junto con el sociólogo Michavila, para enseñarle una encuesta que le daba 19 escaños e impulsarlo a que se presentara para que Podemos no entrara en el Gobierno de coalición. De 19 escaños, Errejón se quedó en 3, escaño de Baldoví incluido, y Unidas Podemos entró en el salón de mandos del Estado a través del Consejo de Ministros con 35 diputados, poniendo muy nerviosos a los que de verdad mandan, que es a quien se debe la progresía mediática y las rupturas salidas de Podemos que le deben su supervivencia a que La Sexta y periódicos como el eldiario.es no les retiren los focos.
Escolar inicia su artículo como si fuera
una novela de Corín Tellado: “Yolanda Díaz y Pablo Iglesias casi no hablan
desde el 12 de octubre de 2021. Ni una reunión, ni un café, ni una comida, ni
una cena”. Todo lo circunscribe a una relación personal, como si él fuera un
comentarista de reality que habla de personajes de Gran Hermano y no un periodista que debería hablar
de política. Cuando los intereses son oscuros y el poder mediático actúa para
influir en política, se escriben artículos como el escrito por Escolar. No es
posible que se hable de política porque entonces tendría que decir que su
periódico está actuando como un operador político de la operación de régimen
que tiene como objetivo la resurrección de la vieja izquierda a través de
Yolanda Díaz.
Una izquierda con muchas pegatinas que levante mucho el puño en los mítines
pero que lo mismo te pacta la Operación Chamartín con el PP, te cobra tajetas
black, se pliega a los intereses geoestratégicos de Estados Unidos a la vez que
marcha a la Base Naval de Rota en contra de la OTAN, introduce nuevas mordazas
en la reforma de la ley de sedición, llama a la jueza Victoria Rossell para que
se autodescarte públicamente de formar parte del Consejo General del Poder
Judicial o pacta con el PP y Vox en el Ayuntamiento de Madrid el abandono de
infraestructuras en los barrios a cambio de construir tres kilómetros de carril
bici en la Castellana.
eldiario.es podría haber
jugado a ser el periódico que impulsara los grandes desafíos y reformas que
necesita nuestro país para modernizarlo, que para eso nació imbuido del
espíritu del 15M, pero la publicidad de los bancos y las grandes empresas del
IBEX-35 es más atractiva que la suscripción de los socios, de ahí que lleve un
tiempo compitiendo con El País a ver
cuál de los dos periódicos de la progresía es más servil a una Corte madrileña
que está intentando restaurar el viejo mundo que jubiló el 15M, con el único
objetivo de resucitar a una vieja izquierda que moleste lo menos posible a los
dueños del cortijo.
La Voz del Sur DdA, XVIII/5.308
2 comentarios:
Yo, me a desilusionado la Sra Yolanda Díaz, como en su día, la Sra Carmena y ese que está, con Yolanda, que no quiero decir ni su nombre, traidor..
Coincidimos, aunque debemos esperar en el primer caso.
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