Mamá, teta y caca… Después de tanto tiempo y de tantas palabras quizá tenga que reconocer que ese es el único mensaje que tiene sentido, la gran verdad del mundo. Tal vez era eso todo lo que quería decir, todo lo que he dicho de un millón de maneras desde que aprendí a hablar: Madre, teta, la gran verdad del mundo; y todo lo demás caca… aunque sea caca de lujo.
EL LOCO DE LA COLINA
"La televisión es una mina abandonada y saqueada por los mercaderes, por los oportunistas, por los cotillas, por los falsos profetas. Estamos viviendo unos tiempos de basura. La televisión desprecia la cultura, las grandes ideas, y se está acostumbrando a la superficialidad y al morbo por el imperio de las audiencias. Esto está teniendo tanto eco que no ver la televisión es un gesto de buen gusto". Jesús Quintero in memoriam
Félix Población
Se nos fue una de las voces y presencias más personales y carismáticas de la radio y la televisión. Sus entrevistas ante los micrófonos y antes la cámaras, y el acercamiento íntimo al oyente o al espectador que hacía de sus entrevistados serán siempre uno de los capítulos más brillantes y singulares del género. Recuerdo que conocí a Jesús Quintero en Madrid cuando era mánager de la cantante Soledad Bravo, a la que hice una de mis primeras entrevistas a finales de los años setenta. Nos caímos muy bien. Aún le faltaba el trayecto profesional por el que luego será muy conocido y hasta popular. Dejó asomar ese porvenir en un excelente programa de sobremesa en Radio Nacional que se llamaba Estudio 15-18, emitido a esas horas vespertinas. Luego llegó su extraordinario Loco de la Colina, en la SER, a la hora tardía de la media noche, después de un exitoso programa deportivo que muchos soportábamos por escuchar bajo las sábanas los editoriales de cabecera confidenciales, directos y desnudos, de nuestro Loco. A partir de entonces, su trayectoria por la televisión fue de lo mejor que se pudo ver en este país. Jesús Quintero falleció ayer en una residencia de ancianos de Cádiz a los 82 años. Pero siempre tendremos de él una imagen joven porque, como dice hoy Felipe Alcaraz, en un conciso y emocionado obituario recordando la sobresaliente entrevista que le hizo a Pasionaria, llenando la noche toda de silencios y cánticos (fue cuando Dolores Ibarruri recitó de memoria el Padre Nuestro en latín), Jesús tenía un gran sentido del humor y exhalaba una extraña ingenuidad de pueblo, que le daba un aura de seguridad y cercanía, siempre disfrazado de sí mismo. Con Felipe, le decimos a Jesús que vuele alto, abrigado en la niebla de sus silencios. Y también le cantamos este fandango de Paco Isidro que de seguro le llegaba muy adentro por el arraigado apego que sentía por su tierra: Aunque me voy/ no me voy./ Aunque me voy/ no lo siento,/ porque me voy de palabra/ pero no de pensamiento./ Aunque me voy/ no lo siento.
EL MEJOR COMUNICADOR DEL MILENIO
Rafael Camacho
DdA, XVIII/5.279
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