Félix Población
Este viernes, en El Manglar de Oviedo, el escritor Alejandro Álvarez López presenta un libro de la profesora de estudios hispánicos en Estados Unidos Ana Afzali. La obra tiene por protagonista a un médico republicano, del que la autora es descendiente, que llegó a ser comandante del Batallón Thälmann durante la Guerra de España: Gonzalo Pando Rivero.
Titulado Gonzalo
Pando Rivera: de médico a comandante republicano en la Guerra Civil española,
el libro rescata la corta trayectoria vital de quien desde muy joven, como
médico que ejerció su profesión por diversos pueblos del país, conoció las
penalidades de la vida campesina en los años veinte y treinta del pasado siglo.
Como consecuencia de su implicación profesional y social en su cometido, Pando
Rivero tuvo muy pronto conciencia política en pro de la emancipación de las
clases populares.
Una vez
se perpetró el golpe militar del 18 de julio de 1936, este médico asturiano se
unió a la lucha contra el fascismo y llegó a estar al frente del mencionado
batallón, en el que también combatían los brigadistas internacionales
centroeuropeos. Pando Rivero falleció a los 38 años de edad durante la batalla
de Brunete, una de las más cruentas de la Guerra de España. No llegó a asistir,
por lo tanto, a la derrota de la segunda República dos años después.
Ni
tampoco a comprobar que, pese a esa derrota, diez años más tarde de su muerte,
otro médico también perdió la vida, asesinado por la dictadura franquista, al
prestar su ayuda profesional a los guerrilleros que en los Ancares leoneses
prolongaron su lucha contra el fascismo. El
médico que no quería morir: vida y muerte de Lodario Gavela Yáñez,
es una excelente biografía novelada, de la que es autor Alejandro Álvarez,
presentador de la obra de Ana Afzali, cuya lectura siempre recomiendo y sería
un material documental muy útil para un guión cinematográfico sobre esa lucha
guerrillera.
El autor
dedicó ocho años de trabajo a un libro de casi ochocientas páginas
acerca de un médico rural cuya corta vida y ejemplar ejercicio de la profesión
fueron segados de cuajo por la Brigadilla franquista el 24 de septiembre de
1947, cuando tenía 31 años de edad. Lodario está presente en la vida de
Alejandro Álvarez (1956) desde que de niño iba a la escuela en su pueblo natal
y escuchaba referencias suyas, contadas entre el sigilo y la admiración.
Además de escribirlo y editarlo,
su autor lo hizo llegar a las gentes de aquellas comarcas bercianas, que lo acogieron
con tanto interés como para hacer varias ediciones, porque el nombre de Lodario
pervive en la memoria generación tras generación y este libro lo ha hecho
crecer en la médula popular.
DdA, XVIII/5.277
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