Félix Población
La mayor
parte de la ciudadanía debería saber ya que para llegar a alcalde de la capital
de un país, como para llegar a otro cualquier puesto de responsabilidad a
través de la política -ahí tenemos a Díaz Ayuso-, no se precisa en la mayoría de los casos un cierto nivel
de inteligencia. Digo esto a propósito del actual alcalde de Madrid, que se ha
visto pillado en un caso hilarante y al mismo tiempo deplorable como víctima de
la suplantación de un humorista ucraniano que se hizo pasar en la distancia por
el alcalde de Kiev. El vídeo recoge en algún momento la mirada de Almeida al
entorno de su despacho, en donde quizá se encontrase alguno de sus asesores,
tratando de confirmar acaso si debía mantener la conversación con quien hacía
unas observaciones un tanto descabelladas sobre la guerra de su país en su
calidad de alcalde de la capital ucraniana. Con ello pretendía lograr el
humorista lo que finalmente consiguió: que Martínez Almeida también se
desmadrase en sus declaraciones: “Creo que es necesario castigar a los
bastardos rusos aquí en España y en Madrid –afirmó-, asegurando además que se
está haciendo “todo lo posible para ello a nivel del Gobierno nacional y de los
gobiernos locales”. Que yo sepa, Almeida no se disculpó por una manifestación
cuyas consecuencias pueden pagar, con tan absurda y temeraria generalización, aquellos ciudadanos rusos residentes en España
y en Madrid, llegados hasta nuestro país en busca de una vida mejor y que
pueden estar tan en contra de la invasión rusa como el propio alcalde. No olvidemos que también hay muertos entre los soldados rusos y, por lo tanto, familias que han perdido a alguno de los suyos en aquella guerra, tan maldita como todas y quienes las instigan. A la
torpeza de no discernir el embeleco del humorista unió el alcalde madrileño una torpeza mayor que degrada su dignidad.
DdA, XVIII/5.242
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